Entre el arcén y mi pie
Una rosa marchita
Arrojada algún día
Deshojada y malherida

Blanca
O negra cual betún
Oscurecida por el duro asfalto

Paseo, La brillante suciedad
De esta ciudad se ve desde lo alto
Al fondo… tras la lagrima de mi pupila, Tú

El humo me invade
Hoy no quiero nada
¿Dónde me dejé mi alma?
Caminan mis cabellos dorados

Verde
En ese árbol que cimbrea hacia el sur
Un constante pensamiento en mi mente

Verde esperanza añora mi corazón
Será que no quiere dejar de quererte
La respuesta, solo Tú


Dos mujeres de la mano
El vaivén del vagón
Un tren sin dirección
Mil preguntas sobre el amor


Azul
El cielo hoy sonríe, azul
Guiños de ojos en el andén

Se oyen las miradas
Que susurran por la piel
Me ardes dentro, muy dentro tú


Vuelan gaviotas en mi ventana,
Que es la salida de eso que llamo hogar
Sin embargo aun quiero echar a volar
Tras la boina naranja que refleja el cristal

Negro
El sol cae sobre un tul
¡Que triste atardecer!

Metrópoli extraña
Aquél cigarro que debí perder…
¿Me esperas?, siempre esperaste, Tú




Reposo la cabeza
Tus brazos me besan fuerte
Tus labios me sujetan, ¡que suerte!
Me siento mecer

Rojo
El carmín que traes tú
Brillante en tus labios de fuego

Caricia, frialdad
Mi nariz roza tu cuello
Me tocas, como solo lo haces, Tú…


El alba deslumbra
Las flores replican al sol
Las campanas lo anuncian
Las nubes velaran la luna

Amarillo
Futuro enrevesado en tu luz
Estrellas de la providencia, el hado o el destino


Que me llevaron a cometer la estupidez
De bajo el arco iris decirte te quiero
¿El duende de robo mis sueños? Ese, ese Eres Tú