Con tu puedo... Cap 36
Llevarse a los niños
La pampa hierve a medio día. La Oficina comienza a ponerse en movimiento, los obreros en sus puestos de trabajo y la Administración atendiendo a los últimos invitados. En un día se irán los asistentes que llegaron desde la capital, en la tarde llegará el tren para ellos, se prepararán los coches camas para recibir a la gente más importante.
Alamiro sigue trabajando en la Plaza. Al parecer el Administrador se ha olvidado de ellos. Francisco y su hermano, cuidan las plantas que florecidas permanecen en los patios, los hermanos las cuidan con delicadeza, no por ser algo que les interese, lo hacen por el amor que sienten por la tierra y sus flores. Quitan las hojas y flores mustias.
—Don Juvencio.
—Buenas tardes Lastenia. ¿Cómo están los niños?
—Cada día más lindos.
—Los he visto corretear por la Oficina, se ven contentos.
—Sobre todo mi niña.
—Parece que Pancho les ha ayudado mucho.
—Claro, ambos le quieren mucho, Alicia anda feliz. Juvencio. ¿Será posible que nos consiga las llaves de la sala, es para esta tarde.
—Puede ser, pero, ¿Para qué las quieren? Mire que en la administración me van a preguntar.
—Bueno, dígales que es para las damas de la Filarmónica, que vamos preparar la fiesta de la Virgen del Carmen.
—Por Dios que están religiosas, yo pediré las llaves y no preguntaré lo que ustedes van a hacer allí.
—Gracias, maestro. Dígale a la Florcita que la invitamos.
—Ustedes no andan en nada bueno, pero le diré.
Luis Emilio nos ha pedido diez días - Piensa Juvencio - lo de las mujeres no tiene que ver con la Filarmónica, ellas van a conversar acerca de la huelga que se viene. Hay que prepararse ya que vamos a tener que colocar el corazón y el pellejo duro, con los Aravena y otros tres, conversaremos con los sapos, con ellos hay que ser más duros que con lo que están indecisos. Estos últimos se van a sumar. Hay que paralizar todo de un solo golpe. Los matasapos y otros niños han de servir de mensajeros para saber lo que ocurre en las faenas.
—Don Alamiro, buenas tardes.
—Jefe, Don Eloy, muy buenas para usted, ¿Por qué tan lejos del rajo?
—¿Estás muy ocupado, Alamiro?
—No, señor.
—Acompáñeme a la oficina del Administrador que voy a pedirle que usted regrese a la faena.
—Bien me hará, mire que se me están ablandando las manos.
—Dos cositas, Alamiro, una, que mañana por la noche vendrá Sergio, el compañero de la Julia, él quiere conversar con usted y con los compañeros del POS. La otra cosa es mala. Ayer unos bandidos asaltaron la imprenta en Iquique y la destruyeron casi por completo. Por ello la propaganda para la huelga va a ser complicada, se está tratando de reparar de manera rápida, en una semana estará lista.
—Chuchas. ¿Algún compañero herido?
—Sólo Santiago, hubo que llevarlo al hospital, lo patearon entero, pero ya está bien. Se ve bien lo de acá Alamiro, de ello viene a conversar con usted, Sergio.
—Gracias, Eloy.
—Regrese a la Plaza, esto era lo que quería hablar.
—Gracias, allí estaré con Sergio.
No sabes las esperanzas que hay en lo que haces, Alamiro – piensa Eloy- ha sido mucho el tiempo que se detuvo el movimiento, ha costado demasiado después de la Escuela Santa María. Sí se logra quebrar la mano al Administrador van a haber nuevos vientos en el desierto. Mi padre era obrero, de alguna manera logró hacer que estudiase, y acá estoy, no puedo estar entero con los obreros, además, es lo que me han planteado los compañeros en Iquique.
—A ver, niñas, si alguien pregunta, diremos que preparamos la fiesta de la Virgen del Carmen, ya falta poco para el dieciséis de Julio, diremos que esperamos que venga algún cura desde Iquique para hacer la misa. Y que queremos permiso para ir con los maridos a La Tirana.
Todas sabemos lo que venimos a conversar esta noche, si hay alguna que no quiera estar que se vaya ahora, no es necesario que se quede.
Ahora lo que nos preocupa: habemos veinte acá, por lo que se oye se viene una huelga, es para mejorar las condiciones de vida, todas nosotras estamos por apoyar a los hombres en su petición, todas sabemos que no será fácil, lo que más recordamos son los muertos en la Escuela, muchas tenemos parientes que cayeron allí, puede pasar algo así. Bueno no hablo más ¿Qué haremos?
Ninguna mujer se movió de su asiento. Rostros curtidos por el sol del desierto y resquebrajado por el salitre, la mayoría morenas.
—¿Qué se sabe cuando se iniciará esta cosa?
—Nadie lo sabe, y creo que no lo vamos a saber, ya que hasta ahora es un secreto que guardan los delegados y Alamiro.
—Ese sí que es hombre – Dice alguien
—Sí que lo es, y es mío – Habla Mariana
—Sí, niña si ese no mira a nadie, ni siquiera al último amor que tuvo.
—Shissstttt – Dice una mujer mayor- no venimos hablar de maridos y novios.
—La Ernestina que haga de presidenta de las damas de la Filarmónica, por si llega alguno de la Administración.
—Bien pensado.
—Miren, yo creo que las que tienen niños chicos vean si los pueden ir a dejar a Iquique u otro lugar por esos días, así se hará más fácil – Habla Clotilde – ya que en un par de días va a apretar el hambre. Nosotros nos podemos pasar con agua de té, ¿pero los niños?
—Yo voy a mandar a mi niña Alicia a Pica y si hay alguna otra niña de su edad se puede ir con ella, mis padres las recibirán con todo el corazón – Dice Lastenia.
—¿Qué pasará con los que vayan a trabajar?
—Le cortamos todo, se les cierra la fonda.
—jajajajajajajaja – Una risa general sale de las bocas de las mujeres-
—Bueno, hay que ayudar al máximo, hay que andar con el oído atento ya que si se oye a alguna hablar de más, hay que llamarle la atención.
—Yo ya le dije al viejo, que si llega pasar algo y él no va con el resto, no hay ninguna comida, y para ser más clara le dije que yo voy a dormir con calzones de lata, así que no se va a meter por ningún lado.
—Yo le dije lo mismo al Jacinto.
—Bueno niñas, hablemos de lo que haremos – Quien dirige la reunión es casada con uno de los delegados- lo principal es que estemos con los que paralicen y en primer término con este niño Alamiro. Ya se sabe que acá cuando alguien se le atraviesa a los patrones, son capaces de matarlos, eso dicen que le pasó al Bernardo y al Facundo, yo por lo que sé, el Alamiro va a ir sólo a entregar el petitorio al Fernando. Ese día creo hay que estar atentas, saber la hora y estar cerca para llamar a todo el mundo a defender a ese joven.
—¡Sí poh! No queremos que la Marianita quede viuda sin siquiera casarse.
—¿Quiénes cocinarán? – Nuevamente Clotilde habla- Hay que hacer una olla común, que todos almuercen allí, con la cantina hay que conseguir uno o más fondos grandes.
—Todas cocinamos, hay que hacer turnos por días y también ver que se amase pan cada día.
—La Ernestina que haga una lista y nos coloque a todas, para que día a día haya quien haga el almuerzo, esperemos que sea corta esta huelga.
—Bien, niñas, ahora nos vamos y de lo conversado acá nadie debe saberlo.
—Así es.
Destrozaron la imprenta en Iquique, - Es Alamiro con su pensar - lo hicieron sólo porque el diario nos defiende, ¿Qué irán a hacer con nosotros cuando sepan? Viene el Sergio, eso indica que no vamos a estar solos, que vamos a tener apoyo, es indispensable esa solidaridad.
—¿Cómo está gallito?
—Bien, Sergio, bastante bien
—¿Sabes, Alamiro?
—De este movimiento dependen muchas cosas, lo primero es que sea como sea, en la pampa van a ver que es posible, y si se gana mejor aún.
—¿Cómo están los compañeros allá en Iquique, cómo está Santiago?
—Santiago bien, ya se recupera, no le quebraron ningún hueso, solo moretones. Pasado mañana vamos a sacar un periódico para decirles que seguimos en la lucha.
—¿Don Luis y Elías?
—Bien, en el momento del asalto no estaban ninguno de los dos.
—¿Qué le trae, Sergio?
—Vine para que sepa usted que estamos preparando la solidaridad. Hemos dicho que es por el lado de Tocopilla el movimiento que se prepara, sólo algunos compañeros de las Oficinas de este sector saben, pensamos que en el segundo día de vuestro movimiento, vamos a paralizar dos o tres salitreras, con eso, dividimos represión.
—Sergio, hay muchos niños acá, ellos van a pasar hambre, es lo que menos me gusta de esto.
—Sí, por lo que sé, algunos van a enviar a sus hijos con parientes que viven cerca, eso me decía la mujer de Pancho. Pero, desde la Mancomunal de Tocopilla va a llegar algo de dinero para apoyar, la panadería de la Mancomunal de Iquique enviará harina, no los dejaremos solos en esto.
—Los milicos se van el sábado próximo, así que el lunes siguiente le entrego el petitorio, el martes para que digan algo y el miércoles paralizamos. Nos vamos a quedar acá, no bajaremos al puerto. La administración está exigiendo más producción, están enviando todo el salitre apenas sale de la planta, Eso juega a nuestro favor, Creo que vamos a ganar, pero, dígales qué, sólo vamos a presionar con la producción, no voy a permitir actos violentos innecesarios, menos aún asaltar la pulpería.
—Nosotros tampoco lo haremos. Alamiro, entiendo que no es el instante, tampoco hablo a nombre de Luis Emilio, pero, yo quiero invitarlo a que se incorpore a nuestro partido.
—Gracias, Sergio, lo he pensado muchas veces y es posible que luego de esto lo haga, se lo contaré a la Julita.
—Le comprendo.
—Sergio, el martes de la próxima semana, de alguna manera les avisaremos que partirá o no la huelga.
—Que la Julia me envíe un telegrama, diciendo que bajará el sábado siguiente.
Curiche
Abril 23, 2007
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