Huyendo de los quehaceres urbanos
en la lejanía de las montañas,
quise olvidarme de lo que soy.
Conseguir renacer,
sin ser lo que he sido,
olvidar sin más,
mis tropezones en la vida.
Levantarme, con la indiferencia,
de mi pasado.
Ignorante de mi presente,
sentarme a la orilla,
de un rio,
a esperar mi futuro.
No quiero, trabajo,
familia, ni tan siquiera
vivienda.
Ansío una choza,
una lumbre,
y tu a mi lado...
No quiero un coche,
sino un caballo.
No quiero un trabajo,
sino una huerta.
No quiero casarme,
tan solo un acompañante.
No quiero vivir en la urbe,
que destroza lo natural de una misma. |