El sonido de nuestros gemidos
aún se encuentran intactos
en el cofre de nuestros cuerpos,
las caricias aún duermen desesperadas...
esperando despertar..
de aquel sueño que las envuelve
y nuestra piel...
anhela casi que descaradamente
aquellos momentos llenos de amor,
donde exploramos
las orillas desconocidas
del mar impetuoso de la pasión.
Texto agregado el 22-04-2007, y leído por 213
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