Y resumiendo los abriles que no te pude regalar, las caricias que no venden nunca en la ciudad gris, los sueños que vendí para adquirir tres noches más, los pájaros de invierno, de tu sonrisa y la maldad que se vea en los albores de una guerra en que ninguno gane más que un par de suspiros bajo una sábana que secretos ha de guardar, mis crisantemos tan marchitos han muerto por un niño que no hable más de amor, más de ilusión, más de lo que quiera que su mente metanfetaminada quisiera confesar, que sea callado por los gritos desesperados de la verdad cambiante, que cuando besas otros labios son los míos en los que piensas, y cuando fumo y cuando escribo no lo hago sin tu aroma de café, de mar, de otras tantas cosas más, y a la mierda se nos fue esa promesa de una vida, de tanto andar mis pies se han cansado de la espina interminable de tu infiel capacidad de envenenarme con quimeras, con besos de cajón, y mis manos ya no sienten cuando el cielo alcanzan en la orgásmica sensación de ver tu inerte sombra en mi cama, ahí, tan sola, tan de nadie, y yo envuelto en lágrimas sólo pienso que en vida aún infiel me podías amar más...
...cuánto arrepentimiento deberé guardar junto a mi carta de renuncia de la vida falaz.. |