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Con tu puedo...Cap 35.
Nosotras también

Fernando Gómez ha llevado a sus invitados al lugar en que Construiré la Escuela – Como es su decir- usará para ello, el pedazo de galpón que utilizó para colocar las plantas. Según el Administrador pondrá a trabajar a un par de carpinteros para que se habiliten dos salas y también dos casas para los maestros que llegarán, finalmente dice:

—Mi hija Fernanda ha sido la de la idea de que los mocosos tengan algo de educación, así que ella será la madrina de la escuela. Cuando regresen de su luna de miel la inauguraremos.

—Fernando. ¿Es necesaria una escuela acá si esta gente es bruta? Nunca van a aprender y para lo que hacen, no requieren saber - Pregunta uno de los socios chilenos.
—Francisco Javier, pensé en eso mismo, pero, si no es este año será el próximo, hoy aparece como un regalo de nosotros, mañana será una obligación y se verá como que tuvimos que hacerlo ya que no habrá otra alternativa.

—Fernando, soy amigo del Ministro de Educación y no hay mucho ánimo de hacer cumplir leyes, así que despreocúpate.
—No, yo me no voy a despreocupar, más bien, tú has de preocuparte, el próximo año hay elecciones y, yo lo sé bien, los gobiernos cambian y si es elegido el otro, es probable que se hagan cumplir las leyes. No olvides que el mundo cambia y avanza, un poco de progreso no hace mal. El gasto que incurrimos no es grande, y los beneficios son mayores.
Hay que gastar un poco de dinero acá y otro poco allá, y no siempre es para que la producción aumente. ¡No! Hay gastos que ni te imaginas su destino.

A la misma hora en Iquique. La puerta en donde se imprime el periódico obrero se abre con un fuerte estruendo, entrando una turba de doce hombres armados con pistolas y martillos de diez libras.

—¡Quítate conchetumadre! – Grita el jefe
¡Hay que hacer mierda esta huevá de imprenta que está vendida a los peruanos!
¡En la sala del fondo está la imprenta!

Sólo quien parece ser el jefe es quien habla y gesticula

—¿Qué pasa acá? ¿Quiénes son ustedes? – Grita el encargado del diario.

—¡Qué te importa a voh, viejo maricón sale de ahí o te sacamos la cresta también. ¡A estos gueones hay que enseñarles a ser chilenos!

El que comanda el grupo coloca la pistola en la cabeza del maestro Santiago, otro le da con una palo en él estomago haciéndolo caer, lo patean hasta hacerlo perder la conciencia. Se introducen a la habitación en donde esta la prensa, herramientas, tinta y tipos. Comienzan a golpear cada pieza de la máquina, botan tipos y tintas, echan a andar la impresora colocando hierros entre los rodillos. Rompen todo lo que encuentran a mano, dejan consignas en las murallas, hablan de la Liga patriótica. Dejan escrito que los del diario obrero están Vendidos al oro peruano, y otras leyendas de chauvinismo extremo.

Para nadie del periódico es extraño que haya ocurrido, saben que son grupos financiados por empresarios de las Oficinas salitreras y del puerto que ven en el diario a un enemigo que atenta contra sus intereses.

En la tarde se reúne una treintena de obreros que miran lo que han realizado los agresores, no existe tal Liga Patriótica, son individuos que responden a las órdenes de individuos de los partidos de derecha, cuando se requiere los buscan y contratan para este tipo de trabajo.

—Compañeros. – Dice Luis Emilio a los que se han reunido en el local – nuevamente nos han atacado, han destruido parte de la imprenta. Piensan que con ello nos van a acallar. Qué equivocados están. Si es necesario, escribiremos a mano. Rescataremos lo que sirva de esta destrucción, rearmaremos la máquina pieza por pieza y pronto nuevamente estaremos con el diario en la calle.
Hay piezas guardadas fuera de este local. Hay trabajadores que nos ayudarán a reconstruir. Imprimiremos en otro lugar hasta que esta imprenta esté en condiciones de hacerlo. Tendremos que tomar medidas para que no vuelva a ocurrir. Hay que cuidar lo que nos ha costado tanto mantener.
Debiera haber gente a toda hora del día en este local, con eso no llegarán nuevamente.

—Don Alamiro, ¿Cómo está usted?
—Gustavo, buen día. ¿Cómo está capitán?
—Nada de capitán, si sólo era soldado.
—Cuénteme, Qué tal los herreros.
—Alamiro, estamos firme, hay uno o dos que algo destiñen, pero el resto, hasta donde haya que caminar. Compañero, usted sabe, yo fui a la guerra, estuve en varias batallas grandes, era de infantería, hice toda la campaña del Perú, vi como se robaron lo que encontraron y lo trajeron a Chile, Ya sabe, como decían los oficiales había que mejorar la raza de los cholos, así que mujer que encontramos la pasamos por las armas.
—Me imagino que sí.

—No es algo para enorgullecerse, pero, era la guerra, ya ve, a los cholos y a nosotros nos explotan igualito, más encima casi todos los dueños de este salitre son ingleses.
Lo que quería decirle, es que, cuente conmigo para lo que sea, aún guardo mi corvo y está afilado y brillante, ya lo sabe, para lo que sea necesario, alguna vez hay que hacerse respetar.
—Gracias, Gustavo.

—¡Alamiro!
—Lastenia, Clotilde, ¿Cómo están?

—Alamiro, cuando se produzcan los problemas que pueden haber, cuente con nosotras, va a tener que darle de comer a la gente y estamos para cocinar lo que haya y amasar todo el pan, y además de nosotras dos, hay muchas otras que van a colaborar. ¡Nada es secreto, Alamiro! La que no sabe lo imagina, así que estamos todos en esto.
—Gracias, pero no hablen con mucha gente aún, mire que si lo sabe el Administrador antes de tiempo, podemos perder todo.

—No te preocupís chiquillo, las mujeres con las que hemos conversado, hablan menos que sus maridos, si no, ¿cómo crees que nos habríamos enterado de lo que se prepara?
—¡Ah! Y el Pancho no tiene nada que ver en esto, mira que ese no suelta presa, afirma más que los perros del Fernando.

Esto empezó, - medita Alamiro - va a ser imposible mantener por muchos días más el secreto, así que mañana se termina esto, esperamos pase algo lo de la fiesta. Se van los milicos y entrego en petitorio.

Hay que aguantarse unos tres días, luego se va a saber en toda la pampa y eso puede hacer estallar una huelga grande. Acá siguen apurando la producción. La planta funciona las veinticuatro horas, en cuanto hay un buen acopio salen los vagones a guardar en las bodegas del puerto y de ahí a Europa. Si le paramos algunos días se van a desesperar, eso puede hacer que negocie o que nos manden los milicos y policías. Si se paran algunas otras Oficinas se van a tener que dividir los milicos y puede favorecernos
.

La mayoría de los mineros andan con el cuerpo malo, la noche anterior fue larga, hubo más vino que lo acostumbrado en noche de sábado. Uno a uno los delegados se han ido acercando a Alamiro, uno a uno han ido entregándole sus opiniones, no hay cambio en lo que se pedirá.

Un día para entregar y otro para que responda, al tercer día la huelga, nadie debe trabajar, los mismos delegados deben parar sus secciones. Si alguno de los sapos del patrón desean romper este movimiento, hay que actuar firme con el primero, los otros tomarán sus distancias.

Hay gente valiosa y las mujeres están decididas a enfrentar la huelga
.

—Alamiro.
—¿Amor?

—Es la hora de almorzar.
—Sí, Marianita, pero, me falta dos personas con quien conversar, luego voy a la cantina.

—Alamiro, vamos a almorzar a casa, los papás te esperan para el almuerzo.
—Pero, Mariana.

—Nada, vamos, más tarde llegarán los otros dos, si no mi papi y Juvencio los encuentran, además que me contaron que usted anduvo en malas juntas esta mañana.
—Verdad, estuve conversando con Lastenia y con Clotilde, ambas andaban juntas y de eso mismo he de conversar con José Manuel y con Juvencio.

—Ya, Alamiro vamos para la casa que el almuerzo no espera a nadie y mi padre quiere conversar con usted, está también Juvencio y sus hijos.
—¡Vamos! Mire que tengo hambre.

—Marianita, pasemos por la cantina antes, me acompaña
—Sí, vamos

En la cantina, Alamiro compró algunas cositas para llevar a casa de José Manuel. El almuerzo fue bueno y bien regado. Luego los hombres se quedaron en el patio conversando algunas cosas pendientes.

—José, Juvencio, esta mañana se me acercaron además de los delegados, Lastenia y Clotilde, me comunicaron que ellas dos y otras más están dispuestas a apoyar la huelga.
—Me imagino que sí, pero, acá en casa había alguien que quería colgarte.

—Qué bueno que estén los dos, quería hablarles. Está todo listo, pero, los compañeros de Iquique me han solicitado aguante a lo menos unos diez días para conversar con algunas otras Oficinas y en Iquique, yo creo que no es mala idea ya que a lo mejor alguien se puede colgar de este movimiento y con ello se distraerían las fuerzas de ellos.
—Alamiro, poco a poco te has ido involucrando más y más – Es Juvencio quien ha tomado la palabra para responder al joven- Tú ya lo sabes y si no lo sabes a ciencia cierta lo intuyes, nosotros, José Manuel, los hermanos Aravena, Arsenio la Julita y otros más, somos parte de una organización obrera, es decir, somos parte del POS –Partido Obrero Socialista- es un partido de obreros que lucha por una nueva sociedad en donde termine esta explotación.
Habíamos buscado la forma de organizar algo como lo que se gesta, no pudimos hasta tu llegada, o mejor dio hasta la muerte del niño Manuel, que nos remeció a todos, a ti en particular, quizá por que trabajaba contigo. Luego fue la maduración que tuviste, la Filarmónica y lo que a ocurrido. Nos vamos a jugar enteros en este movimiento. Alguno delegados son nuestros, a través de ellos vamos a actuar, todo de acuerdo contigo.

—Lo que haré es lo siguiente, en primer lugar iré yo sólo a entregar el petitorio, sé que ustedes me van a decir que vaya con otros por lo que pueda pasar, pero, el primer paso lo doy sólo, luego todo lo que venga se hará con los delegados, si algo pasa en el inicio, pago yo, y nadie mas, diré que es cosa mía y de ahí nadie me va a sacar.
—Ya lo sabemos, y estamos de acuerdo. Con los sapos nos arreglaremos nosotros, el peor es el José María de la Maestranza, con ese se va a conversar y lo más seguro es que no quede bueno para nada. No va a saber quien se la va a dar.

—Lo que hagan con ellos, ni me lo cuenten, por uno de esos murieron los cinco amigos, por ellos han colocado en el cepo a mucho y quizá a cuantos más han palomeado.
Otra cosa que me preocupa y es que yo pienso que hay que ver cuando volvemos al trabajo.
—¿Cómo así? – Pregunta el padre de Mariana.
—Me refiero que, yo pienso que no puede ser una lucha que vaya por el Todo o nada tengo confianza que vamos ganar, que algo sacaremos, si logramos la mitad de lo que vamos a pedir, yo estaría feliz.
—Es algo que hay que medir y va a depender de la gente, yo pienso que hay que buscar ganar el máximo y en ningún caso regresar fracasados.

—Hay dos cosas en la que creo no voy a ceder, y no son de plata, de dinero. ¡No! Son de libertades, una de ellas es que de ahí en adelante el patrón se entienda con la mancomunal que se organice o que se de a conocer ya que creo hay varios socios de algunas, o sea, una que sea organización de los obreros de acá, de esta Oficina. La otra es la libertad para invitar a quien se nos ocurra. Sea curas, artistas o gente como Luis Emilio, eso es lo fundamental para mí.
—Usted se nota ha pensado en todo – Dice Juvencio.

—Esas cosas son las que he meditado, piénsenlo ya que lo voy a decir en la reunión de delegados, y si ganamos, en uno o dos meses después será la fecha en que nos casaremos con Marianita, bueno es lo que pienso, ella puede decir otra cosa.
—Lo veremos, Alamiro, yo creo que estaremos todos como uno solo y como usted, confío en que ganaremos.

Curiche
Abril 21, 2007

Texto agregado el 22-04-2007, y leído por 223 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
31-07-2007 Podrán amarrar nuestras manos/ y encadenar nuestros pies… /podrán a amordazarnos la boca/ o volarnos la frente… /pero no podrán callar nuestras IDEAS/ y apagar nuestro grito de LIBERTAD/(SorGalim). La represión en cualquiera de sus facetas, es la violencia que intenta generar amedrentamiento y confusión. Pero con un líder como Alamiro el miedo y la confusión necesariamente merma hasta casi desaparecer, dando lugar a la planificación de metas. La intervención de la fuerza femenina está ajustada a la época, al nivel y a lo real. Es un capitulo de un pragmatismo clave en el tema que se desarrolla. ***** SorGalim_Plus
04-06-2007 Muy bueno esta capitulo, sigo la lectura. Comparto lo que dijo loretopaz. mis 5* salambo
25-04-2007 Curiche, es una gran novela de historia-ficción la tuya, mezclas hechos históricos con personajes imaginarios bien esbozados y que seducen, empiezas con el relato de la matanza de la Escuela Santa Maria de Iquique, y ahora nos cuentas la destrucción de la imprenta de Luis Emilio Recabarren por parte de una de las tantas ligas nacionalistas anti-peruanas de la época. En este capítulo nos muestras el menosprecio hacia los trabajadores a través del tono despectivo y altanero con que los patrones hablan de ellos, y lo más importante, el rol que jugaron las mujeres de los obreros del salitre en las huelgas. El título “Nosotras también”, lo dice todo. Ahora solo nos queda esperar con Alamiro y el resto... loretopaz
25-04-2007 Muy bien sigue la historia, vemos que se viene la huelga.***** tequendama
23-04-2007 Una narrativa muy limpia, que da como resultado una placentera lectura. Bien, bien... dalecaspa
23-04-2007 excelente5* neison
22-04-2007 Leí los anteriores. Me parece que refleja la lucha de Alamiro que es la lucha de muchos líderes sociales, tal vez anónimos ***** OrgiaDeAngelesConTrompeta< /a>
22-04-2007 ¡Estupendo! Ya te lo comento in extenso.. que ando de almuerzo ad portas. Un abrazo y ***** vacarey
22-04-2007 Camarada, continúo en la línea de tu novela. Siempre los grupos de ultraderecha se ensañan de manera destructiva y con cobardía. Pero el contraste del guáramo del protagonista en unión con sus amigos y la disponibilidad de la fuerza femenina, nivelan muy bien la trama, armando un cuadro fácil de imaginar por el lector, en este tipo de circunstancias. Gracias compadre***** Catacumba
22-04-2007 Te dejo todos los besos y estrellas porque escribes pulcro y lindo ***** AMANTEDELMARYJUAN
 
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