Pasillos olvidados.
Paz y yo sol vida dos.
Vi dados que me llevaron a clínicas y cárceles. Números mortuorios que cortaban uno a uno mis dedos.
Dos, seis, ocho, cuatro, nueve, tú tirabas y yo adivinaba, amargo azar de no acertar,
Dos seis uno un doce
me llevó a tu océano... Mi gran premio sin apuestas,
la felicidad momentánea destinada a nosotros, dos hermanos para siempre; derretidas las montañas escalamos por las nubes, derretidas las nubes nos
estrellamos transparentes y chapoteamos; tú en algún charco santiaguino, yo en el lago de Pucón city...
no creas que tuve más suerte, te toca adivinar a ti los números. Dados negros. Adrián. ja.
Naranjas, quisiera sacarte la cáscara y olerte, cítrica y dulce... nunca me gustó la sal y tú si que no tienes...
a mí me han dichop que salado
soy. Sin la "S" tendría alas.
Caramba!!
Sí, tus cuescos oscuros a tal punto que traslucen los gritos que llevas. Yo también cargo el ruido que nadie ha oido, tenemos que abrir las puertas, juntos o alejados, hemos de abandonarnos al alivio, navegar en los abismos... sí, yo me alegro cuando entiendo que nadaremos bajo tierra... aunque dejemos de vernos; aunque tomados de la mano,
aunque muertos y olvidados
vivos en el recuerdo. |