Texto número 50 para el 12º Asalto del Club de la Pelea.
Categoría: Prosa

MANOS FRIAS

--Dame
--Dame
--Paso
--Paso
--Subo
--Voy
--Subo

El cobrador apareció en plena partida de póker, y yo había apostado todas mis deudas. Era usual ver estos tipejos rondando por el lugar, daban seriedad al juego y compromiso al apostador, a veces se jugaban algo más que dinero.

La escalera simple en mis manos no impedía ni secaba el sudor, allí estaba mi escalera, la que me haría subir al cielo o bajar a las mismas puertas del infierno.

De mis cinco contrincantes sudorosos sólo quedaba en pie Mulligan, un viejo amigo que andaba de muy buena racha en sus negocios, que no en el juego.

--Veo
--Vemos
--Trío y pareja
--Escalera –y sonreí triunfante a la vez que miraba de reojo al cobrador.

Aún tenía yo la cara amoratada de la paliza que me había propinado la semana pasada uno de sus compañeros.

Con los doce mil bajaría a más de la mitad la deuda con Don Santiago, y retrasaría la fecha de mi muerte.

Salí de la sala en compañía de Carmen y el hijo de puta de traje gris. Les invité unas copas en el bar del casino.

--Don Santiago te espera en el coche y ya lo he telefoneado. Quiere verte en persona.
--Voy

Me dispuse a bajar las escaleras al aparcamiento, era una escalera simple, el gorila se aferraba con fuerza a mi chaqueta y yo bajaba dando traspiés. Detrás nos seguía Carmen.

Cuatro denotaciones se escucharon, el matón rodó escaleras abajo y yo, herido de muerte, lo último que sentí fueron las manos de Carmen sacándome todos los billetes del bolsillo.