Ya basta de hacer lo que sigo haciendo incluso después de decir ya basta
Justamente después de beber mi eterna agua de hojas verdes, de asaltar la vida, de tomar la desesperación en un vaso, de lavar las caricias como a los platos
Terminemos... ese miedo me consume con tu ultimo cigarro y me aplastas sin mas
Así quedo, en tus miradas extrañas, en un desconocido abrazo, en tu aroma dulce, cuando rozas mi olfato, donde todo parece agrio, pues forma un mezcla de ganas y traición, solo con los sentidos puestos en mi cabeza, rechazados por mi cuerpo, por la sangre, por el nido de los seres que dejaste que murieran bajo nuestro árbol de la ilusión
Ilusión de risas... de mas adelante, de lo que esta al frente, de un futuro donde manda el tiempo, de la nada convertida en un infierno, en calvarios de inviernos, en fríos recuerdos, en canciones que ni siquiera ahora he podido escribir en mi cuaderno, en tu cabeza han girado, ahora solo son mareos
Contracciones de un embarazo, que se engendro de tus besos, de un ficticio “vive el momento”
De lo que fue un testigo ciego, el tacto, los labios, los ojos, hasta los besos... para que hablar de las palabras que hoy viajan en aviones de lechos, de un lado a otro, con deliciosos movimientos
Saliendo de tu boca, entrando a los huesos, clavándose en todos lados, aguardando un nuevo acecho
Dejemos de ser... lo que seguimos siendo después de ser todo, ahora que nada somos, con la certeza de lo que seremos, en la falsedad de los tiempos, de los vientos, de las palabras, de los hechos
Escribamos... eso creo, escribamos todo de nuevo, borremos con nuestro agredido cuerpo, lo que escribieron las lapiceras de los deseos, azulemos el color rojo, que se torno bajo el efecto de los respiros asustados, de los labios apretados y de los miedos que si lo fueron, se quedaron entre las ramas de los árboles que me contaron que un día, un día de enero, dos pobres seres hacían de las suyas en un mundo tan malvado, que sus descarriladas y locuras parecían ovejas despiertas entre lanas teñidas de colores ardientes, con los lobos en la puerta esperando tejer con ellas el destino de ambas, antes que el reloj, grite con mas fuerza, ese “ya basta” que no sale de una vez, que no se deja, que se disfraza de esperanzas, que quiere ser algo, que salta de mis labios, que choca con tus brazos, que golpea tu cuerpo, que maltrata en verdad lo que dicen tus palabras y que cambia de forma cada vez que empiezas el juego eterno donde las reglas eran de un principio detenerse sin decir: espera, estoy perdiendo, quiero ganarte, hasta aquí llega el momento y ya basta, o tú o yo, pero ambos si queremos... las calles son grandes, hasta cuando digamos ya basta, de construir sobre madera de material volátil, de material de tiempo... ya basta por favor, de tantos intentos...
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