Y sus ojos se le inundaron de amneceres, y así con la pena en flor,
Con espinas profundas, quedó sumergida en la soledad más inmensa de su vida
Con pasos de angustia, con ecos de risas, con espejos rotos.
Sola como la brisa de la mañana, que no quiere cesar,
Sola como una flor seca en un ramo de flores nuevas,
Sola y marchita, cansada y serena.
Esperando, quizá, que el sol queme su soledad,
con esperanza tal vez, de un mañana mejor,
queriendo aprender a vivir sin aire
ahogándose en su angustia, desgarrando un trozo de su alma,
ofreciéndolo al viento, para que bese en la distancia los labios de él...
mirando el horizonte sin encontrar el límite.
Bañándose en aguas de espuma escasa, casi egoísta,
Por estar sola.
Convencida que la soledad era su amiga, su fiel consejera,
La única que le hacía compañía,convencida que el lar era suyo
Sirena tonta – se decía-.
En su mermante cordura bajó a su lecho, buscó más de lo que ya tenía
ahí estaba sola, sola.
En sereno estado durmió, ni el espíritu ya, le hacía compañía.
Y esos ojos, llenos de amaneceres,
Quedaron en un sueño infinito, cubriendo delicadamnte
Su espacio, tan sola,
como siempre lo estuvo. |