LA CÓLERA DE NÉBULOS I
“La Maldición”
De Francisco J. Illán Vivas
Editorial Nausícaä, España, marzo de 2006. 287 páginas, 15x23 cm. Edición en rústica.
ISBN: 84-96114-87-2.

Lo primero que me vino a la mente al empezar a leer este libro fue: “caramba, este sí que es un libro que me hubiese gustado escribir a mí”. Y de entrada ya solamente por el estilo en que está escrito; del tema y de la historia hablaremos más adelante. Pues sí, porque ya desde el prólogo se nos advierte que una palabra, a veces puede valer mil imágenes. Y se nos nombra a varios dibujantes, de los mejores de la narrativa gráfica a modo comparativo; Neal Adams, John Buscema, y otros que, curiosamente tienen puntos en común con lo que comentaremos sobre los relatos que nos recuerda este libro. Efectivamente, la narrativa de Paco (permitidme que le llame así, pues le conozco personalmente, y me honro de llamarle amigo) es muy visual, a la vez que poética. Con su estilo, nos es muy fácil visualizar cualquier cosa que nos proponga, y además, lo disfrutamos. Igual estamos ante una estrategia de batalla, que con la descripción de Celestos, la ciudad de los Eternos, que nos describe un ser monstruoso; dá igual, no tendremos ningún problema en visualizar la escena, gracias al estilo del autor. Además, Paco proviene del mundo de la poesía, con un par de libros de poemas publicados, lo que también marca su estilo. Y esto, además de chocante, es bonito. Porque a su estilo visual, se le une el toque poético, que le viene muy bien a la narración, dándole un aspecto de libro de mitología, de narración estilo La Odisea, La Eneida, etc. Y, al mismo tiempo, su estilo visual adecuado para la narración de acción, nos recuerda poderosamente a los relatos de Conan el Bárbaro, Elric de Melniboné, Kull de Valusia, etc; incluso llegó al punto de recordarme escenas de películas tales como Furia de Titanes, Jasón y los Argonautas y la misma Conan el Bárbaro. Así de visual y fuerte es la narrativa de Paco.
Celestos es la ciudad de las siete puertas, donde nadie proyecta sombra, hogar de los Eternos. Dos de ellos, Eleazar y Eostes, amigos inseparables, hijos de los más grandes entre los Eternos, Nébukos y Odenhas, viajan a la Tierra en busca de aventura. Intentan deshacer la maldición que pesa sobre un amplio territorio, donde hubo una lucha entre Eternos e Infernales desde hace siglos. Pues es digno de mencionar que los Eternos tienen la elevada misión de ser los garantes de la luz y de la paz entre los seres humanos, lo que a veces ha llevado a la lucha entre los Eternos del bien, y los Eternos oscuros, los infernales: Infernos, hijo de Satánicus, enemigo de Nébulos, quien le expulsó de Celestos , y que gobierna el Orco, es el Señor del Fuego; Anteo, sirviente de Infernos, aunque enemigo de éste. Hijo de Gea.
Nébulos, hijo de Universos, padre de Eleazar, que es el señor de Celestos, y empuña el Cetro del Poder, se encuentra en un dilema; es labor de su hijo Eleazar y de su compañero Eostes, según el Libro del Tiempo, acabar con la Maldición; pero al mismo tiempo, lo han hecho sin pedir permiso, lanzándose a la aventura sin conocimiento ni consentimiento del resto de los Eternos. Y esto produce regocijo en Nébulos pero, al mismo tiempo, enfado por no haber sido consultado. Los demás Eternos, en especial su mujer Carmesí, madre de Eleazar, Magios, consejero de Nébulos y Odenhas, padre de Eostes y general de los ejércitos de Celestos, tratarán de aplacar su ira. Mientras, los dos protagonistas seguirán su búsqueda de una manera de acabar con la maldición. En su camino encontrarán restos de esa maldición que campan libremente, guerras fronterizas, magos y hechiceros separados del resto de la humanidad por temor de estos últimos hacia ellos, monstruos guardianes de tesoros, armas encantadas, antiguos enemigos, etc. A su vez, serán vigilados- y a veces ayudados- por los Eternos de Celestos.
En las batallas en las que se ven involucrados los protagonistas, a pesar de no querer en un principio tener nada que ver con las guerras mundanas, dado su naturaleza de Eternos, y su misión, también vemos trazas de mitología e historia. Aparecen olímpicos e imperiales, un tal Zathor- después Thor, al servicio de un rey llamado Odines, se nos narran batallas, sitios de ciudades, escaramuzas y guerra de guerrillas dentro de esas mismas ciudades, alianzas y traiciones, una legión leal a su rey hasta el final, resistencia hasta la muerte, etc. Y todo ello en el estilo antes comentado visual y poético a la vez. Porque Paco no se contentará con una frase tipo “estaba amaneciendo” si dicha frase puede embellecerse, y al mismo tiempo, no nos dirá que un ser monstruoso está acechando a los protagonistas, sino que nos lo describirá, y seremos capaces de visualizarlo, igual que nos será muy cercana la angustia, el temor, la decisión, y todos los sentimientos que pasen por la cabeza y el corazón de los actores.
A veces, la novela se desarrolla en diferentes niveles; el de la aventura propiamente dicha, y otros en los que se mezcla mitología e historia. No sólo estamos asistiendo al desarrollo de una aventura de dos amigos, en la tradición mitológica y de aventuras de Ulises, Eneas, incluso Frodo y Sam, o, me atrevería a decir, Don Quijote y Sancho Panza y otros como Conan, Solomon Kane, Kull, El Campeón Eterno, sino que somos partícipes de luchas de poder, traiciones, amores, venganzas, alianzas, etc, en la más pura tradición histórica/mitológica. Podemos nombrar que la mitología es esencialmente la griega (y a veces la nórdica) donde los Eternos son una réplica de los dioses griegos, su ciudad Celestos deviene claramente en el Olimpo mitológico, el Orco es el Hades de la misma mitología, y ciertas acciones vienen inspiradas por aventuras mitológicas, donde podemos ver los trabajos de Hércules, la ayuda material de los dioses a los protagonistas (la escena donde la prometida de Eleazar baja a tierra para ayudarles nos recuerda poderosamente las veces que los dioses toman forma humana para ayudar a los protagonistas, tales como Odiseo, Agamenon, Eneas … incluso en las películas mencionadas anteriormente, Furia de Titanes, Jasón y los Argonautas, etc).
En resumen, novela de varios niveles, escrita en un estilo que sin dejar de lado la vertiente aventurera del estilo de Robert E. Howard, Michael Moorcock y similares, nos lleva a las narraciones mitológicas de Homero, Virgilio y otros cultivadores de la mitología. Y aderezada con las dotes poéticas del autor, que no hacen sino embellecer y elevar el listón de la prosa, consiguiendo una obra muy visual, donde seremos espectadores de primera línea de la acción, a la vez que dicha acción, acompañada de los momentos de reposo, se nos presentará bajo una bella narrativa.
Por cierto, un par- o más- de apuntes más; en primer lugar, como sabía que tarde o temprano iba a leer este libro (lo de reseñarlo no vino hasta después, cuando Paco me lo dio en mano para que lo reseñara en un par de sitios de mi confianza, uno de ellos éste), no quise leer casi nada sobre él. Pero en una reseña que medio entreví, se “acusaba” a los protagonistas de no evolucionar a lo largo del libro, de ser planos. Bueno, discrepo, no lo veo así. Los protagonistas son dos Eternos, dos dioses, hijos de dioses, con una misión muy clara y definida; no tienen porqué evolucionar, son seres prácticamente perfectos que saben qué hacer y que buscan la manera de hacerlo. Aún así, sí que se aprecia cierta evolución, pues pasan de no querer involucrarse en temas humanos, a tomar parte en sus batallas; asimismo, se relacionarán de diversas maneras con los humanos a lo largo de su misión (amor, odio, amistad, venganza…).
Cuando lo leí y lo comenté con Paco, salieron a la luz sus influencias, y ciertas coincidencias fruto de la casualidad, a veces ideas de Paco que habían visto la luz antes de que él publicara el libro, y otras que él no conocía, pero que algunos lectores le comentamos. En concreto, la escena en que los Eternos están vigilando a Eleazar y Eostes desde Celestos, es claramente similar a la misma escena de Furia de Titanes que hemos mencionado anteriormente. También me gustaría mencionar, al hilo de esto, que La cólera de Nébulos nace de tres cartas que Paco envió a la que por entonces era su novia, hoy su mujer, durante un periodo de separación por motivos laborales. En esas misivas ya plantea la existencia de los Celestiales- también llamados Imperiales-, del Senado Celestial, del Orco, y de la elevada misión de los Eternos como garantes de la luz y de la paz entre los Humanos. Por eso comentaba antes que ciertas ideas que ya tenía el autor por aquel entonces, han coincidido luego con otros autores, y que al darse cuenta Paco, decidió dejarlas, dado que databan ya de aquella época.
Pero esto no es raro, dada la carga mitológica, esencialmente helena, que impregna el libro, ya que era un recurso, como también hemos dicho antes, de los autores de las grandes obras mitológicas, además de la novela de acción, regida también por unos ciertos canones. Y esto es un punto a favor del autor, porque habla muy bien del estilo narrativo de Paco, capaz de hacernos visualizar perfectamente las escenas, a la vez que nos recuerda las grandes obras de la mitología, y de las novelas de aventuras “de Espada y Brujería/Fantasía Heroica”.
Perfecta mezcla, muy bien llevada por el autor.
Ah, y otro apunte; como han comentado otros, se echa de menos un mapa, típico en este tipo de libros, pero muy útil para ir situándonos por donde transcurre la acción. Me comenta paco ante esto, que en la continuación, aparecerá dicho mapa (y me consta que ya está preparado y listo para incluirse).
Por cierto, es aconsejable visitar su sitio web, http://www.illanvivas.com/, pues en él se pueden encontrar relatos relacionados con esta obra, así como unos apéndices a la misma, con datos geográficos, diccionario terminológico, etc. Además, bibliografía del autor, enlaces a otros autores y amigos, a Acantilados de Papel, y una galería del autor con otros tales como Rafa Marín, Santiago Eximeno, León Arsenal, y un amplio etc.
J. Javier Arnau
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