Creo ser observador, analizar lo que sucede, oír la voz de Claudia, desplazarme en el interior de la sala mientras redacto un texto, hablar con Juan, escuchar a Many y además a la profesora. Creo que
estoy encerrado y que no puedo verte, que las nubes de este pueblo se niegan a llorar, que las risas de otros aumentan mi tristeza. Imagino
que Khris utiliza lentes, que Iván interpone sus piernas horizontalmente en mi camino. Creo que hay un camino, que escribo lo que sucede. Pero las líneas que tan rígidas parecen estampadas en un
fondo blanco se desprenden del entendimiento… se torna casi estúpido creer tanto. El juego ilusorio, las figuras. La continuidad, la idiotez del tiempo,
el aferrarse al recuerdo, me esposan tus falsas manos resucitadas en estas palabras, que ya no son suaves ni me tocan, que son tan frágiles
como mi memoria. Todo esto lo sé y todavía me afecta ¿es acaso el tiempo una línea recta? A mi todo me da vueltas. Ayer esperando a Valentina apoyado en el cemento de espaldas, y mi cabeza perpendicular al cuerpo, apuntando hacia el suelo me hacían pensar que éste era el cielo. Nada era tan extraño, mas no pude caminar como ellos, pues al erguirme el techo ya no era de cemento ni el piso eterno. |