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EL FRUTO
Los brotes del almendro giraron todo lo que les permitían sus tiernos cuellos para mirarla, sonriendo con el incipiente pétalo inferior.
Airosa se mezclaba con la vida en suspensión: polen, aire, sol, miradas infantiles, juveniles, de mujer, de hombre…
Las zanahorias enrojecieron de rubor al verla. Las manzanas “verdedoncella” agudizaron su brillo y su lado rosado mientras el verde se le ofrecía casi transparente, radiante. Una media calabaza mostró sin vergüenza sus pepitas internas en blanco inmaculado, “semillas, pensó, como la que germinó en ti”
Sonrió emocionada tras escucharla. Sus labios gruesos y brillantes modelaban una sonrisa casi infantil en su rostro dorado y rosado.
Varias patatas se codearon para señalar su abdomen. Redondo, grande, perfumado. Con una mano de ella protegiéndolo. Las cebollas lloraron de emoción ante aquel derroche de gracia y los puerros, muy caballeros, se pusieron de pie e inclinaron sus penachos saludando su donaire. Dos tomates maduros, casi blandos, fueron girando al paso de ella llenos de una envidia sana, mas los pepinos, aunque se giraron para no verla, no pudieron evitar un sarpullido de granos verdes.
Le sorprendió la lechuga. Nunca pudo imaginar esa expresión desde su corazón blanco, hasta que la vio sobre el humilde mostrador de madera recibirla con las hojas abiertas.
Pimientos rojos y verdes, hasta amarillos, trataron de emitir más perfume del habitual en ellos para seducirla, los calabacines se pusieron bastante tiesos y disimularon mal un mohín machista, pero las berenjenas, como luces negras, se llenaron de regocijo al contemplarla redonda como ellas, femenina y con un peinado más vistoso, no ese flequillo verde acabado en rabito que las uniforma a todas.
Esponjó sus hojas la col y se inclinó en reverencia admirándola y unos limones chinos balbucearon algo en su idioma mirándola de reojo. No actuaron igual las pizpiretas alcachofas o alcauciles, según la tierra que les vio nacer. Resueltas formaron un coro y sus tallos tiernos se cimbrearon al compás de una habanera, haciendo que sus hojas en movimiento resaltasen su figura.
 ¡Le toca a usted, señora!
 Muchas gracias, me había despistado.
 Póngame un kilo de patatas, medio de zanahorias, medio de alcachofas, una lechuga y esa media calabaza.
 El bebé, ¿para cuando?
 Al mes que viene.
 Que tenga una horita corta.
Salió del mercado arrastrando el carrito de la compra y sujetándose lo que sabe que no se le va a caer.
Los árboles de la calle inclinaban sus ramas para sentir el perfume a vida que emanaba su figura, Los edificios sonreían a su paso, las palomas la arrullaban.
La vida latía dentro de su propia vida, le daba paz y daría paz a su hombre.
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Texto agregado el 21-04-2007, y leído por 270
visitantes. (13 votos)
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Lectores Opinan |
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18-09-2007 |
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Bello y buen texto. Si un sólo fruto puede provocar lo que has descrito, me imagino una legión de ellos, quizás dejaríamos aparcadas las guerras fuera de nuestro planeta. Un saludo de SOL-O-LUNA |
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03-05-2007 |
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Original y precioso escrito mi querido amigo. Besos y estrellas. Magda gmmagdalena |
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03-05-2007 |
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Que belleza!!! Un himno a la vida, a la belleza que ilumina a la mujer embarazada, enamorada de su hombre y de su retoño, y de la vida entera. Las estrellas que te puedo dejar palidecen ante tanta hermosura. loretopaz |
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30-04-2007 |
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Siiii, eres un niño con un lienzo enorme, con una paleta de colores de otro mundo y yo... y yo te quiero mucho. Hermoso cuento, amigo de mi corazón anemona_ |
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28-04-2007 |
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Tu historia ha dado su fruto, te hemos leído del tirón disfrutando cada momento. 5* otromas |
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27-04-2007 |
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Impecable escrito, lindo por todas partes, perdona el tiempo sin leerte, he tenido asuntos perturbadores en la familia, ya arreglados e vuelto amigo y me quedo+++++ lapluma_impresa |
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26-04-2007 |
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Que bonito viejo!!
Me ha gustado tanto!! aunque no quisiera que lo leyera mi hija.
Besos viejo, tu siempre tan original. dalecaspa |
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22-04-2007 |
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conectividad total con la naturaleza, con la vida...si, tener guadado el fruto sin duda genera esas y mas expectaciones que son llamado, que son vìnculo con la vida misma...entiendes entonces los ciclos, la perfecciòn de ellos y si sin duda irradias la paz...bello cuento luzyalegria |
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22-04-2007 |
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¡Qué hermoso cuento! Me he quedado prendada de él; es suave, dulce, tierno y se siente tan real como el fruto de sus entrañas. Hermoso, Juan, te felicito y dejo 5* que siguen mirando el fruto perfecto. ***** Claraluz |
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22-04-2007 |
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Todo un alarde de imágenes animadas dignas del mejor film con el apoteosis permanente de la vida entre la viva naturaleza.Eres un genio y me siento orgullosa de ti.Me faltarian estrellas...Aquí solo me caben unas pocas pero imagínate todo el Universo******** boira |
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21-04-2007 |
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la naturaleza feliz ante la maternidad, una prosa poética que envuelve al lector en una sensación de enorme placer, bello, bello, mis estrellas todas y un afectuoso saludo india |
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21-04-2007 |
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Jamás califico con las severas estrellitas, pero hoy haré una excepción, pondré 5 para tu texto. tiresias |
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21-04-2007 |
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Excelente. Qué deleite haber llegado esta noche y encontrado semejante texto, tan sencillo como profundo, mágico podría decirse. Y la frase de "sujetándose lo que sabe que no se le va a caer", es una piedra preciosa que brilla aparte. Te aplaudo y felicito- tiresias |
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21-04-2007 |
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¿Cómo sabes, Juan, que así se siente cuando se lleva dentro la vida latiendo de vida? ¡Por Dios! Qué dulce y honda empatía entre ella, las hortalizas y el todo... Este poema en prosa me habla de una mística en lo doméstico y cotidiano, de trabazón perfecta, vida en conexión profunda con su fundamento y misterio, que no requiere otro gesto que el de la gratitud. ¡¡Qué te digo... bellísimo!! ***** vacarey |
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