Inicio / Cuenteros Locales / Paradigma / Un mal día
La luz me cegaba. Quemaba mi piel, como si no fuese suficiente el dolor de mi corazón. Como si no bastase con mi mísera existencia: Solitaria, silenciosa y fría.
Los músculos, retorcidos a la fuerza de mi pobre espalda, dolían como nunca lo imagine. Las cadenas no me dejaban huir. Mi piel escocía, y aun siquiera había visto directamente al sol. Profundas heridas de mi pecho y mi espalda supuraban sangre por chorros. El castigo había sido duro. Era como si hubiese sido yo el culpable de todas las hambrunas que pasaron todos esos asquerosos e incultos hombrezuelos. Yo sólo trataba de sobrevivir. Yo sólo tenía sed.
Ya no lo soportaría ni un segundo más. Mi vida comenzó a desplegarse ante mis sangrantes ojos. Sentí miedo. No sé porqué, pero lo sentí.
Y fue terrible.
Mis fuerzas flaqueaban. A pesar de que años atrás, había olvidado como respirar, me sentía asfixiado. Y cuando ya creía que era el fin... El dolor se calmó.
Vi tres siluetas. Tres sombras...
Sangre, y un grito de horror.
Y un recuerdo me inundó.
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Texto agregado el 21-04-2007, y leído por 105
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Lectores Opinan |
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21-04-2007 |
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Lo lamento, me resulta incomprensible. Salú. amalioreyes |
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