Texto número 41 para el 12º Asalto del Club de la Pelea.
Categoría: Prosa
La Apuesta
Estamos uno frente al otro. Sé que te amo y que me amas pero estamos en un punto muerto porque ni tú cedes ni yo.
Mantenemos esa distancia porque no podemos dirimir la diferencia que nos separa.
Se acerca a nosotros un señor muy elegante, trae un mazo de cincuenta y dos cartas...
- Je suis Monsieur L´amour, le croupier – Dice y se sienta al costado – Póquer Cerrado, ambos deben poner el “ante” (apuesta mínima antes de repartir).
El crupier reparte cartas para ti, para mí...
No puedo dejar de ver sus ojos y tú sostienes la mirada... eres tan hermosa.
Recojo mis cartas. Me miras por encima de las tuyas; quiero adivinar “tu juego”.
Ella apuesta todas sus fichas.
- ¡Crupier, una carta por favor. – Dice ella y me mira con aire de ganadora.
Recibe la carta y sonríe.
Pienso ¿qué mano tiene? Se quedó con cuatro cartas, puede ser Póquer o un Par Doble. Si tenía Par Doble y recibió alguna que le sirva puede tener ahora “Full”. Las posibilidades son que tenga “Póquer”, “Par Doble” o “Full”. Ya va... pero y si estuviera “loquita” podría haber pedido una sola carta y ahora tener Escalera.
Transpiro... solo tengo “pierna de ases” tengo que pedir dos cartas y ella va a saber que tengo una pierna.
- Tienes “pierna de ases”. - Me dice ella sonriendo.
Me quedo loco... ¿Cómo supo?
- Mira, ¿Tú... esteeee... tú que sabes? – Le digo tratando de disimular que acertó.
- Me refiero a que eres campeón de velocidad... 100 y 200 metros llanos; ¿verdad?
- ¡¿Eh?¡ Esteee... sí... sí claro.
- ¿Estás nervioso?
- En lo absoluto. ¿Pa... parezco nervioso? ¿Po... por qué preguntas?
Se sonríe y mira sus cartas. Luego, distraídamente dirige su vista hacia un lado y se queda en esa posición. Tiene un perfil hermoso... me está seduciendo.
- Mira, tú tienes piernas de damas. – Le digo con convicción.
Ella mira otra vez sus cartas... - ¿Có... cómo sabes... tú... tú... qué puedes saber?
- Es que te cruzaste de piernas y lo que veo... son piernas de dama.
- ¡Aaahhh, claro! – Dice y se cubre con la falda.
- ¿Estás nerviosa?
- Para nada... ¿Pa... pa... Parezco nerviosa?
- ¿Cartas señor? – Pregunta el crupier con su acento francés...
- Bueno, déme dos.
- Su apuesta señor... – Me recuerda el crupier.
Si quiero seguir jugando tengo que igualar su apuesta, ella apostó todo.
La miro... ella sonríe.
- ¡Voy! – Digo y pongo todas mis fichas también.
Recibo las dos cartas, formo una pila y agrego estas al final, las abro en abanico lentamente... ¡Demonios me quedé con la pierna! As de pique, As de oro y As de corazón.
- Hagan sus apuestas por favor – Dice el crupier.
Ella se saca los aretes de oro y los pone sobre la mesa.
El crupier me mira... – Su apuesta señor.
Estoy perdido; pienso. Me saco el Rolex de oro y lo pongo sobre la mesa.
Ella con una amplia sonrisa se saca la pulsera de oro y la pone sobre la mesa.
El crupier me mira, si no acepto la apuesta perderé. Me saco mi anillo con una alejandrina.
- ¿Hay más apuestas? – Pregunta el crupier.
Se impone un silencio.
- Bien, la dama debe mostrar su juego. – Dice el crupier y la mira.
Ella mira sus cartas, me mira, mira otra vez sus cartas.
Cambia su actitud ganadora y su sonrisa... no entiendo.
Saca dos cartas y las deja tapadas. Muestra tres... Dama de Copas, Dama de Oros, Dama de Piques.
Tiene una pierna de damas y yo tres ases.
- ¡Ja! Está totalmente perdida, con mi Pierna de Ases le gané... siiiiiiiiiiii, ganeeeeeeee. – Pienso.
Ella me mira seria... me atrapa con su mirada. Siento cuanto la amo y hay algo en sus ojos...
Miro al crupier, la miro a ella, destapo solo dos cartas; par simple... ¡perdí!
Me levanto, la miro - ¡Felicidades a la ganadora! - Me abotono el smoking y me retiro.
- ¡¡¡¡UN MOMENTO!!!! – Dice el crupier y agrega – Señor, vuelva a la mesa... por favor.
Otra vez ella y yo frente a frente.
El crupier con su paleta destapa mis otras tres cartas... queda a la vista un As de Corazones – El señor con su Pierna de Ases gana a la Pierna de Damas - Agrega
Ella me mira enamorada y le corren lágrimas por la mejilla. Se da cuenta que la dejé ganar.
El crupier con su paleta destapa las otras dos cartas de ella... hay una Dama de Corazones.
- Señor, la señora tiene Póquer de Damas... ella gana.
Meneo la cabeza incrédulo... ella tenía la jugada ganadora desde siempre pero quería perder.
Nos quedamos mirando mientras el crupier habla...
- Señora, el señor ocultó su As de Corazón para que usted ganara. Señor, la señora ocultó su Dama de Corazones para que usted ganara – Dice Monsieur L´amour, el crupier.
Quiero besarla...
- ¡Boba!
- ¡Estúpido desgraciado!
Ella se levanta y corre hacia mí, la recibo y comienzo a dar vueltas con ella mientras nos besamos... tropezamos con la mesa. Caen dos cartas, la Dama de Corazones y sobre ella... el As de Corazones.
Siento que alguien nos observa, dirijo la vista hacia esa presencia... el crupier sonriendo.
Miro a Laura y ella se encoge de hombros, miramos otra vez al tipo y ya no está; desapareció.
- Qué tipo extraño ese fulano, ¿Cómo dijo que se llamaba...?
Laura me mira, alza las cejas, se encoge de hombros, sonríe y responde
- ¡L´amour... dijo L´amour!
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