« ¿Quomodo cecidisti de coelo, Lucifer qui mane oriebaris?...»



No
desciendas.
Quédate donde te tengo.
No me muestres
tus imperfecciones.
No me hables.
Ya no digas.
No envenenes
la miel
que guardo.

Quédate como te veo
inteligente,
sutil,
incapaz de estupidez.
¿Idealizada...?
¡Quédate así!
Sigue siendo de verdad
(aunque sea mentira)

Admiro el don
que plasmas
con tus dedos.
El olor (terrenal) a café
te desvanece.
Quédate como estás.
Aún confío en ti
pero empiezas a lacerar tu bella piel…

No me decepciones
aunque tengas como hacerlo.
No caigas tan abruptamente
porque estás muy alto.
No me incites a decir.
No nos hagas hostiles
porque el choque
puede ser mortal.

No lo hagas irremediable.
Sigue siendo
el ángel predilecto.
Quédate como fuiste.
Quédate como él.

No te desvistas.

No te quites las alas.

No me muestres quien eres…
(¡Vade Retro!)





¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana!