Texto número 36 para el 12º Asalto del Club de la Pelea.
Categoría: Prosa
EL CASINO
Se alejó de la mesa de juego, había perdido la última ficha y estaba más pobre que una rata, se acercó al bar y pidió un whisky.
Salió al parque el aroma de los pinos, el cesped recien cortado y las rosas, la envolvió, respiro hondo, se sentía mal.Miró los árboles recortados contra el firmamento, eran negros contra un cielo claro de verano.Así era su vida, negra.
-Buenas noches- escuchó, giró y se encontró con un señor mayor, elegantemente vestido de blanco que la miraba sonriente.
-Hola.- dijo secamente.
-¿Qué tal fue la noche? - le preguntó.
-Muy mala, perdí todo. -La invito al bar y aceptó, tenía sed.Hablaron de muchos temas, el anciano era simpatico y todo tema le era conocido.Contaba con naturalidad los miles que había ganado en poco tiempo y hacia tintinear las fichas de su bolsillo.Mónica lo escuchaba con envidia y pensaba; Él tanto y yo nada.
En un momento el señor dejó las fichas sobre la mesa para pagar al mozo, hablaba sin parar, la mareaba.La conversación del hombre le daba sueño en un momento, él, se puso de pie y se retiró.
Quedó sola, tomó su cartera para irse y notó que el hombre se había olvidado algunas fichas. Le preguntó al mozo la habitación del señor que estaba con ella y respondió: -que no había visto a nadie en la mesa. Se alejó y notó que los mozos hablaban en voz baja y la miraban.
-Se creen que estoy loca... pero las fichas dicen que los locos son ellos.Mientras se dirigia a su cuarto pensó;
- ¿Y si pruebo jugar?Tal vez el señor me pase su suerte.El deseo de jugar era más fuerte que su voluntad
Sin pensarlo más entró nuevamente al casino.Y como era de esperar...
¡Perdió todo!
Entró en su habitación, se baño y así desnuda se tiró en la cama.
Despertó avanzado el mediodía, salió a retirar dinero del cajero y comió algo en un bar de mala muerte.
Al atardecer el deseo de jugar le hacía cosquillas en la sangre, era un deseo peor que el sexo. Entró nuevamente al casino.Comenzó a jugar y en poco tiempo su mala suerte la dejo sin un peso.De prontó vió al señor de blanco que la saludaba.-¿Qué le digo si me pregunta por las fichas? tal vez no se acuerde donde las dejó- Él se acercó y no hizo ninguna referencia a las fichas que había olvidado.
Al perder la última ficha,la invitó al bar.Se sentaron y Mónica preguntó en voz alta:
-Cuál es el motivo de mi mala suerte?- Él la miraba serio, había perdido la sonrisa, le preguntó:
-¿Quiere ganar?- Ella respondió:
-¿Y para que cree que estoy acá? Me gusta jugar, me gusta ganar.
-Puedo ayudarla, pero sería un negocio. Mónica lo miraba sin entender, pensaba que le hiba a proponer unas horas de sexo.
-No piense mal, venga vamos a la mesa le doy mis fichas.
Ella rapidamente tomó las fichas y se acercó a una mesa.Comenzó a jugar y a ganar, no lo podía creer, ganaba sin parar.La pasión se había apoderado de ella, no veía ni sentía nada más que la voz del croupier.De pronto se detuvo, miro al anciano y volvió a la realidad.
-¿Que sucede tiene usted un talismán con poderes? -El hombre la tomó del brazo y regresaron a la mesa del bar.
-Le dije que era un trato.- La miraba fijó a los ojos
-No le entiendo...si no es sexo...¿ de que trato me habla?
-Señora me interesa algo más que el placer ¿no se dió cuenta quién soy?
Lo miraba y comenzaba a entender ¿Qué tentación? no más problemas con el dinero, basta de las criticas de la familia...no le pediría dinero a nadie.
-¿Qué quiere a cambio? Preguntó.
-A usted. Necesito personas que trabajen para mí. que sean un anzuelo, como yo lo fuí para usted.Usted es hermosa y cualquier hombre perdería la cabeza y aceptaría gustoso si le da sexo y el poder de ganar ¿Que le parece? La cara del anciano ya no sonreía una mueca maligna se dibujo en su cara.
-Quiere decir... ¿que yo sere una puta del diablo? Para que usted se lleve a sus dominios las almas que yo consiga- Él asintió con la cabeza. Ella no respondía, él siguió hablando:
-No se haga la santa, usted por el juego dejó a su marido en la calle, a su hermana le hipoteco la casa y con su jefe se acostó cada vez que necesito dinero para jugar. ¿Qué me responde?
Estaba asombrada ¿Cómo sabía toda su vida?La culpa le había destruido la vida, como ella se la destruyó a los que amaba. y ahora le ofrecian una solución como nunca había soñado.
-¿Y si no aceptó?- preguntó y el anciano murmuro por lo bajo:
-Ya aceptó el día que se jugo mis fichas,si dice que no...perdera el único bien que le queda.
-Déjeme pensarlo, mañana le respondo.
Era pasado el mediodía cuando la mucama cansada de llamar en la habitación, entró.
¡El cuadro la paralizó!
La señora Mónica, yacía en el suelo. Su piel tenía un color rojizo, la llamó y se dió cuenta que estaba muerta.
Llegó la policía, un detective y dos agentes, revisaron la habitación, uno de ellos dijo:
-¿Qué es este extraño olor?
-Parece azufre- respondió el detective y agregó, habran las ventanas el aire es irrespirable.
Sobre el escritorio un papel llamó la atención de los agentes, lo miraron y no podian leer la extraña escritura. El detective pidió a uno de los policía que llevara con mucho cuidado esa hoja de papel. Al tomarla con una pinza y ante el asombró de los tres, el papel se convirtió uen una llama...el policía lo soltó y la hoja tomó vuelo y salio dando vueltas en el aire, por la ventana del cuarto. |