Y me suele suceder que respecto al querer me sienta absurda,
que aunque de mi boca salgan enormes palabras y de la tinta de mis venas grandes frases,
me termine sintiendo pequeña,
tanto como la primera gota que precede a un aguacero.
Y curioso es también que mi corazón siempre lata frenéticamente por lo no correspondido,
cada vez con más y más fuerza,
hasta quedarse exhausto y solo.
Siempre solo.
En mis ojos,
pequeñas larvas de mosca engullen hasta el último pedazo de luz
y yo me quedo con tu sonrisa parisina como última imagen,
de la que me alimento día y noche esperando palabras que nunca llegan y caricias que me invento.
Ciega ante el mundo,
de bruces contra todo...
¿y para qué?
Vivo de recuerdos que ya no sé si fueron reales,
me como las promesas con las que me enamoraste
y escalo la montaña de tus miedos por los que renunciaste.
El tiempo corre,
¿y tú a qué esperas?
Deja de mentirte o mentirme
y camina de una vez por ese camino de baldosas amarillas que tanto anhelas.
Y es que me suele suceder que respecto al amor me sienta absurda
y ya no tanto por mí,
si no , ante todo,
por tu ir y venir de miedos y dudas.
Y es que ya no sé si las promesas siguen siéndolo o son sólo habladurías,
ya no sé si tu amor es certero o es mentira,
que no sé si mi corazón sigue siéndolo o es una bolsa de lágrimas rojas encallecida,
no sé si tus ilusiones realmente lo eran o son cuentos para una niña perdida...
Y es que , mi vida, esto ya no es un juego,
hace tiempo que se convirtió en locura |