De los amigos, los que acompañan
De los días, los interminables
De las noches, las oscuras
De las ventanas, las arqueadas
De los regaños, los más confusos
De las tareas, las infantiles
De los estudios, los profundos
De los libros, los más extraños
De las letras, las que conocen
De la música, la que no suena
De los papeles, los de alto gramaje
De los dibujos, los humanos
De las costumbres, comer mucho
De las rabias, la de los deberes
De las risas, las del corazón
De las mentiras, ninguna
De los dolores, los no físicos
De los dientes, los molares
De las miradas, las sinceras
De los programas, los cortos
De las materias, las de pensar
De las fiestas, las de poco ruido
De los paseos, los de las montañas
De los ejercicios, los de dormir
De los disgustos, los de bobadas
Y de las familias, la mía
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