Tu nombre escrito mil veces
no deja de presenciar tu ausencia,
hace que no te alejes.

Innumerables ocasiones te he buscado,
esperando que entre las sombras
salvaguardes mi corazón,
pues aun en la penumbra
está la caricia y el beso robado
de un arrebato de pasíon.

Ven
abrazame
como a la cruz de tu destino.

Amor perdido entre llanto de dolor,
entre suspiros de nostalgia,
melancolia llena de desesperación.

Piedad amor,
ya no hagas látir más este corazón

¡Entierralo,
una vez asesinado por el olvido,
y muerto por el dolor,
arrojalo al mar de la desolación!