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Texto número 28 para el 12º Asalto del Club de la Pelea.
Categoría: Prosa

LA INVITACION

El tipo estaba de pie en medio del bullicioso vestíbulo. Destacaba de los demás por lo fuera de lugar que parecía. Larguirucho, demasiado flaco para el traje que llevaba y que aparentaba sostenerse de una percha. Rostro muy pálido y facciones bastante comunes. Lo único que podría distinguirlo eran los incisivos ojos que se disfrazaban detrás de los anteojos de aumento.
“El lugar más afortunado del mundo”.
Así decía el papel que Mike sostenía en sus manos mientras releía por décima vez la vistosa invitación que recibió unos cuantos días antes.
El Casino Golden Club se complace en invitarlo a usted y sólo a usted a conocer uno de los centros de apuestas más importantes del oeste americano. Ubicado a sólo tres horas de la ciudad, transpórtese hacia un panorama de bosques siempre verdes e imponentes montañas. Usted ya es afortunado sólo por disfrutar del hermoso paisaje.
En el Casino Golden Club disfrutará de un ambiente amistoso y recibirá atención especial por ser uno de los jugadores que visitan “EL LUGAR MAS AFORTUNADO DEL MUNDO”
Coma en el Restaurante Lucio´s y disfrute de la extensa variedad de platillos regionales e internacionales. Deléitese con la barra de postres más exquisitos que haya probado.
En nuestro Club de la Fortuna, recibirá recompensas cada vez que juegue en cualquiera de las más de 700 modernas maquinitas. Las recompensas las podrá canjear por comida, gasolina y promociones en cualquiera de las boutiques que rodean al Casino Golden Club “El Lugar más afortunado del mundo.
Todo esto y más ABSOLUTAMENTE GRATIS!
Sólo por ser usted.
No es una trampa, No hay trucos. Compruébelo. Dénos y dese la oportunidad de visitarnos. Adjuntamos mapa de nuestra ubicación y un cupón que podrá cambiar en nuestra caja por fichas para que juegue y se divierta.
En el Casino Golden Club usted sentirá que verdaderamente está en EL LUGAR MAS AFORTUNADO DEL MUNDO”.
Sentía la mirada de muchos de los concurrentes. Después de todo ya tenía más de diez minutos en medio del vestíbulo con la invitación en una mano y el brillante cupón dorado en la otra. Mike levantó la vista y se topó con un sueño vestido de rojo. Un sueño de brillante y ondulado cabello rubio que enmarcaba el rostro perfectamente maquillado y en donde resaltaban los ojos verdes más grandes que hubiera visto y una sonrisa tan sensual que lo dejó mudo.
La celestial visión seguía sonriendo. A él. A Mike. Al empleado de una fábrica de cajas de archivo que se vistió con su mejor traje de poliéster para comprobar que también a él le sucedían cosas estupendas.
La rubia se acercó en un movimiento rítmico de caderas y de detuvo tan cerca de Mike que éste se inclinó hacia atrás para darle (o darse) un poco de espacio.
— ¿Necesitas ayuda cariño? –Preguntó con ronca voz y acercando su cara a la de Mike. —Veo que tienes un cupón que no has cambiado.
—Sólo trataba de ubicarme -¡Valla! Logró contestarle sin tartamudear. Mike sintió que había conseguido todo un triunfo. — ¿Me ayudarías? –Mike no cabía en sí de alegría. No sólo le había contestado sino que ahora prácticamente la invitaba a acompañarlo.
La rubia enlazó su brazo con el de él y lo empujó suavemente con la cadera para indicarle el camino. Sólo hasta ese momento se percató de la enorme multitud que los rodeaba. Casi no había espacio para caminar mientras la gente atestaba las filas de innumerables tragamonedas en un sonido ensordecedor. La rubia lo condujo hábilmente a través del vestíbulo hasta la ventanilla en donde había una larga fila de personas cambiando el mismo cupón dorado. Una vez llegado su turno la chica de la ventanilla le entregó un montón de fichas al tiempo que le sonreía coqueta.
Click. Ese fue el sonido que hizo su adormecido cerebro y que encendió un foco de ligera alarma.
“¿CÓMO ES POSIBLE QUE DOS CHICAS TAN HERMOSAS SE PORTEN TAN ENCANTADORAS CON UN TIPO COMO TÚ?” la dijo su cerebro, mientras la rubia lo arrastraba fuera del vestíbulo y dentro del casino. “Tal vez quiera robarme” le contestó Mike. “TU SABES QUE NO ES ASÍ”.
La rubia sostenía con fuerza su mano mientras lo remolcaba hacia las mesas de apuesta. Mike observó detenidamente a la muchedumbre. Todos parecían excesivamente felices en sus elegantes trajes, excesivamente atractivos, excesivamente agradables. Antes de salir del vestíbulo y de sus ruidosas maquinitas observó las primeras mesas de apuestas y a las personas que sentadas apostaban con miradas preocupadas. Un hombre sostenía un par de dados en su mano pero Mike no prestó atención a las personas que lo animaban a arrojarlos sino al hombre mismo. Estaba al borde del llanto. Lo rodeaban un par de chicas tan despampanantes como la rubia que lo acompañaba pero el tipo en cuestión parecía todo menos feliz de verse ahí. Había otra mujer, vestida tan fuera de lugar como el mismo Mike. Se encontraba flanqueada por unos tipos atractivos que la abrazaban posesivos. La mujer volvió la vista y se topo con la de Mike.
Su mirada desesperada clamaba pidiendo ayuda.
Mike se detuvo en seco justo antes de entrar al casino. La rubia se volvió a verlo con sorpresa y algo más. ¿Con enojo?
— ¿Qué pasa cariño? –dijo sonriendo pero con los dientes apretados. ¿No quieres divertirte? Es gratis.
Mike se soltó de la mano femenina y dio unos pasos atrás.
—Voy al baño. –dijo mientras se daba vuelta y caminaba rápidamente en sentido contrario. Otra vez estaba en la ventanilla donde había canjeado el cupón pero ésta se hallaba cerrada. La empleada estaba saliendo y le sonrió coqueta al reconocerlo.
—Hola amor ¿Te perdiste? ¿Quieres que te acompañe? Veo que no has utilizado tus fichas –Mismo todo de voz que la rubia, mismo caminar ondulante y misma sonrisa de dientes apretados.
—No gracias –Mike huyó detrás de una larga fila de maquinitas. Se ocultó detrás de una palmera artificial que adornaba el vestíbulo y observó detenidamente a los demás.
No jugaban. Sólo movían las palancas de las maquinitas y aparecía el rostro de él.
¡De él! Alarmado veía su rostro girar y aparecer nuevamente con una leyenda “JUEGA Y CONDENATE MIKE”, JUEGA Y CONDENATE MIKE”.
Mike buscó la salida pero no la localizaba. Sólo alcanzaba a ver la entrada al casino. Click. Otra vez su cerebro. “SI NO JUEGAS NO TE CONDENAS” le dijo.
Mike apretujó el montón de fichas en sus bolsillos y entró con aparente despreocupación al casino. Miraba como descuidado las mesas y en todas había la misma gente atractiva y bulliciosa rodeando a un par de inadaptados como él que igualmente tenían el mismo rostro de preocupación. Una mujer se atrevió a mirarlo y armándose de valor le dirigió unas palabras.
—No juegues… -La interrumpió el apasionado beso de su acompañante que la rodeó entre sus brazos y la ocultó con su cuerpo. Los demás le hicieron rechiflas mientras los empujaban en medio de comentarios bromistas “Fuera de aquí tórtolos” “Vallan a hacerse arrumacos a otra parte”.
Un hombre particularmente distinguido abrazó a Mike por los hombros mientras lo empujaba a la meza.
—Ven a jugar aquí amigo mío.
—Oh! Los dados no son lo mío.
Una bellísima morena se acercó y le dijo al oído.
—Déjame acompañarte amor.
Mike se soltó hábilmente diciendo.
—Ya estoy acompañado linda. No quisiera ofender a la bella dama que me recibió.
Rápidamente se alejó y a una distancia prudente se agachó fingiendo estar atando su zapato. En cuclillas observó debajo de las mesas. Sólo los que jugaban estaban sentados y delgadas cadenas salían del alfombrado piso rodeando los tobillos de los apostadores. Justo detrás de él un sonido peculiar atrajo su atención. Un sonido lo bastante repugnante como para que de solo escucharlo Mike se asqueara. Las bellas zapatillas de la mujer se transformaron en ponzoñosas garran que calculadoramente cortaban las cadenas de uno de los apostadores. Otra bella mujer lo besaba y abrazaba mientras los empujaban fuera del casino. Los brazos esbeltos que abrazaban al pobre diablo se transformaban a la altura de las muñecas en garras que se hundían la espalda del jugador.
Mike se puso de pie rápidamente y caminó tan rápido como pudo siguiendo la pared del casino. “En algún lugar debe de estar la puerta” pensó. Click. “EN EL BAÑO MIKE”.
“Si. Por eso la chica de la ventanilla me coqueteó. Ella sabia de alguna manera que le dije a la rubia que iba al baño.”
Sin desviarse ni mirar a otro lado. Mike se encaminó raudo al vestíbulo. Click. “AHÍ ESTA MIKE… A TU DERECHA”. “Por supuesto… al fondo a la derecha” No pudo evitar pensar en la estúpida frase. Entró y cerró la puerta tras de él. Nada. No había otra puerta ni ventana. Click. CAMINA HASTA EL FINAL”. El hombre se dirigió al último baño y lo abrió. Fue tan fácil. No tenía necesitad de salir por alguna alta ventana o un estrecho ducto. Simplemente esa era la salida. Las brillantes estrellas tachonaban el cielo y la luz de la luna se filtraba en hermosos hilos a través de altísimos árboles. Justo en medio ellos estaba su auto. Mike se dirigió hacia el vehiculo y antes de que diera otro paso una repugnante garra lo tomo del hombro y lo volvió.
Era la rubia. A pesar de la horrenda transformación, Mike reconoció los ojos verdes que lo miraban con desdén.
—Verdaderamente eres el hijo de perra más afortunado del mundo.
Mike no dijo nada.
Se volvió y subió a su auto.
Escuchó el sonido de la puerta al cerrarse a su espalda.
Sin poder resistir más tiempo volvió la vista hacia atrás. Nada. Todo había desaparecido. No existía ningún casino. Ninguna construcción. Ningún estacionamiento.
Pero sí su auto. Lo encendió y tranquilamente se dirigió montaña abajo. Al parecer tampoco existía la carretera.

Texto agregado el 18-04-2007, y leído por 134 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
18-04-2007 Por Favor no dejar comentarios. Texto concursando en el 12º Asalto del Club de la Pelea. tejera
 
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