Y los cantos, las caricias, aplaudían
mas el aliento de tu voz se deslizaba a lo lejos
y las olas del mar resplandecientes, sacudían
pero tus lágrimas conscientes se materializaban a mi alrededor.

Y los primeros rayos del sol acariciaban mis ropajes
aunque tus miedos vestidos de negro se esparcían por doquier
y mis cánticos vigorosos comenzaban a dudar
temblorosos, impacientes, tenaces, pudieron estar.
Tu mirada, ofrecía sacrificios de pasión y desconfianza
y la escena descabellada pronto tomaba color,
mis emociones por fin hilaban fino, en consecuencia
no hubo más lágrimas, solo segundos de amor
solo pensamientos inoportunos, ilusiones quebradizas
palabras documentadas describiendo sentimientos errados
explicaciones enmascaradas y magros ocultismos entreabiertos.

Ciudadelas de mármol con casas sin techo,
puertas trasparentes sin picaporte ni piel.
Describiendo amaneceres de lunas poco inspiradas
y vestigios onerosos de recuerdos imbatibles
emociones inconmensurables y destinos sin principio
ni fin…

He aquí la apología de nuestra historia
una bala sin destino, un camino sin pavimentar
un diamante en bruto, flagrante
un sentimiento rebelde sin domar
una espina clavada en la médula osea
y una confesión, cansada, distante…
Habiendo avanzado kilómetros, volvemos al fin.