ABUELO ¿QUE ES EL DESIERTO?
Llegó la noche de puntillas, sin hacer ruido, sin molestar. Un anciano miraba al cielo desde la terraza de su casa cuando un niño interrumpió de golpe sus observaciones, llamándole desde su habitación.
- Abuelo, abuelo, que ya me he metido en la cama.
- Ya voy, ya voy.
- ¿Qué hacías, abuelo?
- Intentaba ver el lado oculto de la Luna.
- ¿Y lo has visto? Abuelo.
- No. No se ha dejado ver, pero me lo he imaginado.
- ¿Y qué te has imaginado, abuelo?
- Me he imaginado un gran y hermoso desierto.
- Abuelo ¿Qué es un desierto?
- Es muy difícil responder a eso pero intentaré explicártelo. Veras, es una gran extensión de tierra en la que no hay mar, sólo arena, viento y poca cosa más.
- Abuelo ¿Por qué es tan grande el desierto?
- Otra pregunta difícil – Sonrió el abuelo - . Veras, es tan grande porque es de todos. De los vivos, de los muertos, de los que nacen y nacerán.
- Abuelo ¿Para qué sirve el desierto?
- ¡Vaya preguntitas me haces!. El desierto es el cementerio de los sueños rotos, cuando no se cumplen van a parar allí.
- ¿Cómo llegan los sueños rotos al desierto?- Preguntó el niño con mucho interés -
- LLegan volando- le respondió – El viento se encarga de traerlos desde cualquier lugar.
- Abuelo ¿Por qué los sueños no se ven?
- Algunos no, pero otros si se ven, Son transparentes y si te fijas bien, adivinas de quien son.
- Entonces, Abuelo......... ¿A dónde van los sueños que se cumplen?
- A estas horas y haciéndome estas preguntas- Se dijo el abuelo en voz baja-
Verás, hijo, si los sueños se cumplen, se quedan entre nosotros. Cuando no los vemos es que están de vacaciones, viajando, o bailando con el mar.
- Abuelo ¿Has tenido algún sueño que no se te haya cumplido?
- Es la última pregunta que te contesto por hoy, ¿de acuerdo? Es muy tarde y tienes que dormir, si no el Sol se enfadará y mañana no aparecerá.
Es la vida la que a veces hace que se cumplan tus sueños, pero también es la vida la que a veces llama al viento para que se lleve otros. Y ahora que se cierren esas persianas sobre tus bonitos ojos azules, que la Luna ya nos cuida y nos hace compañía. Buenas noches chaval, un beso.
- Buenas noches abuelo, y gracias. Prefiero que me cuentes esto a que me leas un cuento.
- Si tú supieras…
- ¿Dime abuelo?
- Nada, nada, que buenas noches, que duermas bien.
- Igualmente- Respondió el niño-
El abuelo apagó la luz y entornó la puerta. Como cada noche, salió a la terraza, ahora era él quién hacía preguntas a la Luna esperando unas respuestas que quién sabe cuándo llegarán.
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LLULL, RAMÓN (1235-1315)
Escritor y filósofo español.
No te juzgues salvado sólo por tu inocencia.
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Quiero dar las gracias por el pulido del texto a:
CLARALUZ
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