Tal vez la soledad es la infinita explicación a la melancolía de un ser enamorado. Es quizá por eso que cuando se ama se huye del mundo real por miedo a fracasar; y uno se refugia en la quietud y el sosiego del silencio. Se mira pues al mar con ojos diferentes, con ojos que centellean chispas de ternura. Y los labios sin querer en algún gesto delatan la pasión y el ansia reprimida.
Texto agregado el 17-04-2007, y leído por 180 visitantes. (6 votos)