Lunes, 16 de abril de 2007
***, hoy te escribo con el singular motivo de que te extraño mucho más de la cuenta; si supieras que extraño tanto tanto tu mirar. Te nombro muchas y tristísimas veces en estos papeles, que con mis lágrimas se empañaron de tantísimo amor solitario. Solo, por la simple y única razón de que me encanta tanto verte cerca y verte lejos..
Es como si tus palabras nunca fueron ciertas, fue mi confundida y tonta imaginación que las creo, sin fín, sin salida.
Te quiero tanto tanto como para olvidarte por siempre, para siempre. Me alegra tu eterna felicidad, que nunca compartiste conmigo. No fuiste egoísta, tienes muchísimo para dar, para recibir, de mí, de ella, ellas.
Y te escribo desde el perpetuo e inmortal y a la vez efímero parque en que nos conocimos. ¿No lo recuerdas verdad? Era invierno, jueves.
Pero se que no es una mas de nuestras tontas peleitas, no. Me despido con estas últimas palabras deseándote un mundo de sonrisas, un mundo de te quieros, un mundo de risitas y sonrojos al viento. Un mundo en el que no me recuerdes más.
Deseo que te satures de besos míos; no te pido que me extrañes ni pienses como yo lo hago contigo. Solo te pido tu felicidad y alegría, que me confortan mucho para seguir en esta melancólica vida. Aunque se, que no te importa poco ni nada mi existencia, nisiquiera esta boba e insignificante carta, para ti.
Me despido por segunda vez, te baño en caricias, besos, abrazos llenos de mí.
Te amo tanto que.. tú lo sabes, lo sé.
Duermo y lloro eternidades en tu tibio pecho,
Ana Claudia. |