He vuelto a la ventana, al café caliente en pleno verano. He visto como el viento golpea las hojas en los árboles.
Es de madrugada, para variar, la verdad es que estos días no he podido dormir bien, en efecto no he podido dormir, y en clase miro por la ventana, y me paso los ratos libres pensando el por qué del llanto, o hasta quizás porque no lo hago, porque no puedo derramar ni una lágrima aunque quiera.
He vuelto a la obscuridad de mi habitación, a los ratos sin música, soledad y silencio total. He vuelto ha no respirar, a prender una vela, y contemplar la luna para aclararme por fin que estoy sola en esto, que no hay quien me acompañe en este camino de calles desiertas.
He vuelto a quedarme callada y caminar mirando al piso, he vuelto a no comer, a los ojos hinchados, y al rostro pálido y delgado, he vuelto a la cuchilla con rastro del desgarro de la tez. A la sangre de amor, lágrimas sin razón.
He vuelto a tu ventana y tu silencio.
He vuelto a la carta de un amigo de una sola frase...
"Ya no queda tanto camino por recorrer..."
He vuelto al café frío, y al entierro bajo hojas en otoño...
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