Vi flores en sus manos.
¿Para qué?. Las almas cuajadas
de silencios ¿Por qué? Llorosos
los ojos... ¿Por quién?¡Tienen licencia
para llorar!

Hoy han comprendido
que además de rabia, se puede llorar de amor.
Las flores si marchitarán,
no el amor con que las arrojaban
en este adiós postremo. Al silencio
sucedera la cantinela de siempre,
la de todos los dias; no enmudecerá el arroró,
que a ritmo de pena y amor entonaron
en su último sueño...

Les ha herido de cerca la muerte.
Han gustado, jóvenes,
a qué sabe. Es amarga; pero no se ausenten,
ni disminuya en nada la ilusión
por vivir, y no porque la vida
es inexorable, sino que hoy por hoy queda
la esperanza y la fe
de quien nos ha descifrado que la vida
florece del morir, como la espiga
del grano, como de la semilla la flor
y del invierno la primavera. Tienen
licencia para llorar,
pero también para amar y esperar...