En Tu Día.
Quemaran los lábaros los ingratos beatíficos;
untados de soles matinales, sin temor a Dios
iniciaran un viejo peregrinar, ya disoluto, desordenado
sobre la resina desfachatada de los pinos en agonía.
Movidos por savias, eructando y llorando
enarbolados de amores frescos, así caerán.
Aljibes llenos de ánforas aparecerán, con una ruta hacia ti
moliendo y maldiciendo la propia estirpe que las embrujó a ésta vida
anotando las luces prematuras de este día, se te acercarán,
buscando como escapar sin pudor de un día como este,
internaran los sentidos sin que ellos los cuiden de caer; y hoy
trataran de anular los pensamientos que estas fraguando.
Viene un viejo abacero con racimos de flores, viene desde el norte
repuntando el camino y el porvenir en que ya estas encarrilada,
vendrá con horror de vernos y mas temor al sentirnos perdidos,
- ¿Crees que será así?
- ¿No piensas en claudicar a este flagelo que te toca;
- sin un remordimiento que te salpique de penas?
Creo que es hora de la partida,
- Es hora, ¡Ya! definitivamente -
Ya los péndulos marcan el camino a seguir,
- Partamos en silencio; como ladrones en madrugada.
Esta noche no estará cubierta de resina ni de nada, será noche negra,
solo estará semi tapada por tus letras, las conocidas en los aires
aquellas que un cierto día dejaste en estas páginas,
- Las de la amistad.
Solo tú labras el momento de la retirada,
- Te dije que partamos, esa; es tu decisión.
Será con tu pecho delante de todos, con tu sonrisa maligna y candida, a la vez
al saber que hoy es tu nacimiento y no has apagado las velas.
Renovarás el canto armonioso de las aves del paraíso,
el de los pinos al llorar, en la floresta austral te reclamaran
y entonces:
así, solo así sabrás que ya es tu momento. |