Recordemos, la primera vez en que nos vimos. En que sin pasarnos algo por la cabeza, si nos paso algo por el incontenible deseo de nuestras manos y dedos entrelazados. Suspiros correspondidos.
Nuestros pies descalzos, abajo de la lluvia, himno de nuestro propio otoño.
Tus lágrimas junto a mis lagrimas y mis besos, conjugadas con la lluvia y la brisa que recorre y acaricia nuestras espaldas y mejillas , como una condensación, donde el sol, calienta el agua de los océanos con nuestras manos, siempre enlazadas, las cuales se evaporan hacia el aire como vapor de agua. Y el venturoso aire deja que condense imágenes de los dos, siempre bajo la lluvia y forme las nubes, en nuestro firmamento. Y después al atardecer, como esa vez, que fue la única, llena de otoño entre tus labios, caiga la ruidosa e inocente lluvia, entre nuestras mejillas, como una condensación, donde el sol, calienta el agua de los océanos con nuestras manos, siempre enlazadas... |