En el ocaso de mi sueño, te apareces,
Con esa mirada que perturba mi tranquilidad
Siento tu tibieza sobre mi piel, acumulada de espejismos,
De irremediables sensaciones fugaces y contradictorias.
¿Quién eres me pregunto?, sintiendo tu aroma,
Tu suave tacto...
Tu respuesta es muda... solo un trémulo quejido se asoma.
Quiero permanecer así, pero la primera luz del amanecer me derrota.
Canso mi cuerpo de infatigable trabajo
Para regresar a tu encuentro en mi almohada..
Llega la oscuridad, el silencio,
Abriendo ese espacio que nos une en otra dimensión,
Trato de preparar un camino más real,
Para que nuestro encuentro tenga una mayor permanencia,
Pero nuevamente se diluye, se evapora,
Y entre mis sábanas surge un gran espacio donde quedas impregnado.
Reconocería tu piel, tu calor, tu aroma,
Aún cuando ya no te asomaras...
Imaginando aquellas noches de calor ciego, de ternura insospechada,
De amor robado.
Has quedado grabado, como cicatrices candentes,
Mi piel marcada de caminos con manos temblorosas,
Mi boca aún susurra el éxtasis de tus besos,
Pero el amanecer no perdona, y te desvanece...
Haciendo de mi realidad una cruel verdad...
Ya no estás... solo queda mi derrota,
Mi soledad y mi olvido...
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