Inicio / Cuenteros Locales / mi_mundo_paralelo_y_yo / ¿Quién pela los ajos que venden congelados?
Caminaba de regreso a casa como cada día cuando pensé, que cuando uno hace tantas veces un trayecto del mismo modo llega al automatismo parcial, los pies se mueven casi independientemente mientras tú te preguntas por qué nadie roba las gallinas de una finca cuya valla no sobrepasa el metro y medio, ¿serán gallinas mutantes? ¿es que ya se acabó el hambre en el mundo? ¿donde quedó la necesidad de robar para comer? Pero, a pesar del parcial automatismo, uno decide permanecer con los ojos abiertos aunque se sepa el camino de memoria ¿es la natural desconfianza humana? en mi caso, son los caracoles. Esta tierra es muy húmeda y recién estrenada la primavera las aceras parecen vivir en una constante fiesta del caracol y la babosa. Festival de la Baba. No puedo soportar la idea de pisar uno; no es por la viscosidad cadavérica que quedaría en mis suelas sino porque en la sociedad de la prisa, la producción y el consumo aún quedan seres como ellos que se mueven con lentitud, que, quizás, aprecian lo que tienen alrededor. Es solidaridad comprensiva.
En ese trayecto me dedico a probar la barra de pan que compré para la comida. Sólo un trozo. Como queda algo sospechoso el que sólo falte un extremo, por vergüenza, devoro todo lo que sobresale de la bolsa. Resultado: elimino pruebas evidentes que apuntarían hacia mí descaradamente como la comedora furtiva de pan y, de paso, elimino las pocas ganas que tenía de almorzar. Elegir pan en la panadería se ha convertido en una de mis nuevas aficiones. Fiesta…
Ese día en que, como es habitual, a mi barra de pan le faltaba un tercio, encontré algo que me conmovió. Debo estar en una etapa de revolución ”hormonaria” para que me conmueva semejante cosa. El caso es que a un par de metros de mí yacían un par de piernecitas moradas de muñeco. No sé si me acordé de Heather Mills, la ex esposa de Paul McCartney, de Buzzlightyear, los peluches mutilados por mis perros cuando eran cachorros o del osito de Mimosín pero lo cierto es que diez segundos antes de que les sobrepasara un coche, las rescaté. Me sentí plena, como una heroína. No se lleva a cabo semejante hazaña a diario. Cuando las contemplé de cerca me di cuenta de que más que un par de piernas moradas eran un par de medias piernas moradas. Por unos segundos pensé en el muñequito que ahora se encontraría quién sabe dónde, tal vez atropellado o peor, en las fauces de algún sanguinario animal, sin extremidades inferiores. Me conmoví tanto que pensé darles cobijo, igual algún día encontraba el resto del juguete y podía darle un lugar mejor, un mundo a su medida (mini mundo) del que pudiera participar entero.
El mutilado y yo nos montamos en esa pequeña nevera que mis vecinos se empeñan en llamar ascensor. Descuidadamente hice un rápido giro que catapultó las piernecitas a la rendija por la que corren las puertas. ¡Mierda! intenté meter los dedos pero, de pronto, algo de inteligencia volvió a mí y pensé que con un mutilado en el grupo era suficiente. Una lágrima amenazaba con bañar mi rostro cuando cerré la puerta del elevador.
No puedo deciros más. Posteriormente traté de buscar colaboración ciudadana pero las piernas desaparecieron como por arte de magia, del mismo modo en que aparecen ajos pelados en bolsas preparadas para la congelación y nadie sabe quién dedica horas a pelarlos para facilitar la labor a los cocineros.
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Texto agregado el 14-04-2007, y leído por 455
visitantes. (7 votos)
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Lectores Opinan |
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12-05-2007 |
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pues mira, la máquina me ha hecho un truco y luego de un gran comentario me ha reducido a la nada y no ha entrado a la memoria... el caso es que trataré de repetir el juego, te decía que vives en un país afortunado, acá, por desgracia sí roban para comer, hasta matan, pero hay otros que roban por costumbre, y los políticos peor, por vicio y cinismo... Me gustó lo de caminar despacio, como las babosas, quizá así apreciemos mejor lo que tenemos, y en cuanto a que te comas el pan, pues bueno, lo lamento porque cuando llegas a casa a todos les toca un poco menos ¿no? En fin que la he pasado bien leyéndote... y sobre todo aligerándome el sábado... tobegio |
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12-05-2007 |
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jajaja! esta buenisímo, como siempre me encanta leerte, besos y mis 5***** wicca |
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05-05-2007 |
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Alegría, siempre una sonrisa socarrona detrás de tus historias... alado |
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02-05-2007 |
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Asi que esta es la verdadera historia de las piernas fantasmas del ascensor?... la comunidad debería leerla y encontrarían explicación a los extraños sucesos en la escalera y los ruidos sospechosos de los últimos tiempos... Lo peor de todo es que, nadie pela los ajos que venden congelados, la prueba la tienes aqui http://www.jjbroch.com/ajo/peladora.htm .- y para colmo, para hacer un tarro de crema de baba de caracol, se necesita deshidratar a 50 caracoles... no te digo na... nomecreona |
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20-04-2007 |
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!!! Te felicito, me parece un cuento muy divertido :) Me gusta esa sencación de ir caminando pensando en nada y en muchas cosas aleatorias. Me parece un cuento muy original y un poco raro, usando "raro" como algo bueno... Creo que he encontrado algo interesante (osea, voy a ver que mas tienes escrito por ahi) gabygaby |
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