Mastico calesitas con caballos cansados
en esta agonía que adorna mí jardín.
Estiro los brazos para recoger los frutos
que cuelgan de tus manos; madre,
tu los dejas caer
la sed y el hambre entonces pasan inadvertidas
la herida se abre y sangra
calcula los pasos para llegar
a la sublime altura de tus pechos
mientras mastico calesitas
en un remolino de sombras
sepultada en esta ciudad hambrienta...
Texto agregado el 27-02-2004, y leído por 599
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Lectores Opinan
27-06-2007
No dejo de llorar, mundo caotico que no podemos evitar dreamcatcher
28-11-2004
Madre tan amada y cuidada... Muy lindo poema. Mandragoras