EL VIAJE DE LOS SIGLOS
Para Analuz.
Capitulo I: Quiero ser el señor del viento.
- Cuando crezca seré Señor del Viento.
- Cuando crezcas deberás inclinarte ante el Señor del Fuego.
- Sin viento el fuego no ardería, eso me dijo mi abuelo.
- No escuchas bien a tú viejo abuelo, te dije que cada elemento equilibra la fuerza de los otros elementos. Ten cuidado, tienes muchas preguntas y muchos deseos de responderlas, a tan corta edad es mejor aprender a equilibrar tú fuerza en tierra antes de extender tus alas hacia las alturas.
- ¡Abuelo!
- ¡Hijo mío!
En el antiguo imperio de los hijos del sol, en la antigua corte de los jefes sacerdotes, todos sabían que él algún día sería Señor del Viento.
Capitulo II: Él.
Él busca su raíz como tantos jóvenes de las ciudades latinoamericanas, busca una tradición, un propósito en la vida que este más allá de trabajar, casarse, pagar cuentas.
Lee en un texto de antropología: “La búsqueda de visión es una herencia del legado tradicional nativo americano, en el cual un Buscador de Visión, respaldado por un diseño de trabajo, sube en retiro por una cierta cantidad de días y de noches a la Montaña, en un espacio individual y muy íntimo. Allí, simplemente en el estar, en ayuno, en silencio, en compañía de la Naturaleza y de toda su manifestación, ve reflejada su propia vida, permitiéndole conectar los aspectos más importantes de su camino, para sanar, para comprender, para templar, para realinear y así direccionar sus pasos en esta Tierra, a través de la visión que se le otorga, como regalo del aprender a estar con uno mismo en sintonía y armonía con todas nuestras relaciones”.
Piensa: Entre salir a festejar con mis amigos, y esto… ¿qué andamos festejando?…prefiero esto…
Sigue leyendo: “Una Búsqueda de Visión, es una oportunidad como dice la tradición de ir a la cúspide misma de la existencia, a la montaña más alta para ver cómo es la vida y resolverla primero dentro de nosotros, para luego caminarla en acciones coherentes, con toda la dificultad que ello trae a través de los obstáculos que se deben sortear”.
Él piensa en las historias que leía en su infancia: Me gustaba mucho la del rey Arturo…quería ser como el mago…quizás necesite una búsqueda de visión…encontrar una espada que me permita sacar mi vida de esta monotonía.
Capitulo III: Ella.
- Cuando crezca enlazare los mundos con mi danza cósmica.
- Cada mundo tiene su tiempo para ser enlazado, primero observa en el silencio como el amor enlaza las hebras de la vida en un tejido armónico.
- Si, maestra.
Creció ella, escuchando cantos cósmicos desde el vientre de su madre, reverenciando ancianos de tierras lejanas, de largas barbas blancas y mirada compasiva.
Los hijos de padres meditadores son iluminados, escuchaba decir desde niña en un ambiente cargado de saumerios, conversaciones metafísicas, y silencio, mucho silencio.
Capitulo IV: La búsqueda de visión.
“Cuando un hombre tiene claro su deseo el universo conspira para que lo consiga”, leía él alguna vez en un libro.
Él piensa: Mi deseo ahora es tener una búsqueda de visión…universo conspira para que la consiga.
Capitulo V: La búsqueda de la conciencia.
En la facultad de psicología él buscaba encontrar la manera de hacer algo, de aportar “su granito de arena”, frente a la situación de la sociedad en la que vivía…tanta indiferencia, pensaba.
Ya sabía él por experiencia de la anterior generación que ni la liberación que daban las salidas rápidas como la droga, y el sexo o como el renunciar a todo lo citadino para irse a hacer arte y vivir en el campo, ni la toma del poder por la vía armada, podían producir ese tan anhelado cambio. Para él eso era cuestión de conciencia.
¿Qué era la conciencia? Eso aún no lo sabia, por eso llevaba siete semestres en la facultad de psicología.
Ese día escuchaba a la profesora de sicopatología decir: “Toda clínica, toda intervención terapéutica, tiene su base en un concepto de hombre el cual es dado por el consenso de una cultura…”.
Él piensa: entonces dependiendo de lo que se piense en una época que es realidad, entonces sabemos que es lo que es normal o anormal, quienes están locos y quienes no… ¿no conozco a nadie que quiera una búsqueda de visión?...soy un anormal.
Capitulo VI: Los anormales
- La psicología humanista surge a raíz de la búsqueda del hombre por una visión mas positiva acerca de la experiencia de ser humanos, ya que a raíz de la segunda guerra mundial, las escuelas psicológicas dieron cuenta de una visión pesimista y trágica de la vida.
Él piensa: esa profesora que es como medio hippie…será que ha viajado mucho…dice cosas como las que aparecen en los libros que he leído…el curita de la otra clase también habla de lo mismo.
Saca su libro de antropología y lee: “Una cosmovisión es el conjunto de opiniones y creencias que conforman la imagen o concepto general del mundo que tiene una persona, época o cultura, a partir del cual interpreta su propia naturaleza y la de todo lo existente… Los sistemas filosóficos, religiones o sistemas políticos pueden constituir cosmovisiones, puesto que proveen un marco interpretativo a partir del cual sus adherentes y seguidores elaboran doctrinas intelectuales y éticas. Ejemplos son el judaísmo, el cristianismo, el Islam, el socialismo, el marxismo, el cientificismo, el humanismo o el nacionalismo. Las cosmovisiones son complejas y resistentes al cambio; pueden, por lo tanto, integrar elementos divergentes y aún contradictorios. La afirmación intransigente y autoritaria de la propia cosmovisión es el fundamentalismo”.
Él piensa: Necesito otra cosmovisión…Devuelve su atención a la clase.
Capitulo VII: Una indígena en clase de ingles
Andrea llega a clase, algo agitada, subir cinco pisos no es nada fácil para los universitarios acostumbrados a los ascensores de los edificios. Lo saluda a él con una amplia sonrisa.
Hace algún tiempo ya, él encontró a un hombre, que le hablaba como le hablaban en la universidad pero le hablaba de esos mundos mágicos y misteriosos de los indígenas, de los cuales leyó tanto en esa época que se intereso por la antropología. En el tiempo, en el cual, él buscaba su cosmovisión, una en la cual se aceptaba el hecho de que existiera la magia y los merlines que tanto anhelo ser desde niño; Andrea y él se conocieron.
Él la saluda, ve mucha seguridad en sus ojos. Le inspira confianza. Le pregunta: Vos que haces por acá, ¿vos ya no te graduaste de psicología?
Ella se ríe, y le responde:- Nada mijo…me falta ingles…se cubre el rostro y se ríe.
- Que dirían mis amigos si me vieran, una india metida en clase de ingles…suelta una sonora carcajada.
- Seguís en el cuento con ese hombre medicina?
- No ya no, ahora he conocido otros hombres medicina.
- ¿Y porque ya no seguís caminando con ese hombre medicina?
- Los otros aprendieron con los abuelos…directamente de los abuelos. Él aprendió en la ciudad, todavía tiene “la enfermedad de la ciudad”, como muchos de nosotros, pero cada uno va en su proceso.
Él se acordó de su amigo, él que le hablaba de las culturas ancestrales que habían visitado los antropólogos anormales, y le resulto familiar el termino: “LA ENFERMEDAD DE LA CIUDAD”. Esa enfermedad que su amigo tanto temía y por la cual vivía cual ermitaño, encerrado en su apartamento, tratando de descifrar el misterio de la vida.
Capitulo VIII: La enfermedad de la ciudad.
Él piensa: la vida es una droga en dosis de días…no quiero estar más anestesiado…¡Despierta! …¡Despierta!
- Señor…según la perspectiva de la psicología educativa, ¿Cómo se interviene a un niño que presenta roles, actitudes y comportamientos disfuncionales en el aula de clase?
- Adaptandole a un sistema enfermo.
- ¡Perdón! Señor…
- Todo comportamiento puede ser reforzado o extinto a través de estímulos y castigos.
- ¿A lo cual llamamos? Señor…
- Condicionamiento, ¡Señor!
Capitulo IX: Los que necesitan cura
Él esta sentado escuchando el desfile de instituciones, que plantean la suya como la más atractiva para los estudiantes de psicología.
En ese momento él se acuerda de lo que decía el curita que conoció al judío que estuvo en los campos de concentración: “El sentido que de cada persona a su vida y por ende el asumir y responsabilizarse por la forma en que percibimos la vida y sus circunstancias, no debe depender de unas representaciones, o esquemas aprendidos sino de un compromiso existencial, de una búsqueda interior que trasciende los limites y las cuadriculas que pueda dar una época determinada a un individuo, es decir que cada cual puede darse sus propios significados vitales”.
Él piensa: Voy a trabajar con gente que este tan enferma de la enfermedad de la ciudad que sepan que necesitan una cura…como yo.
Capitulo X: Los locos también meditan
Él llega al centro de rehabilitación para drogadictos, de entrada supo que allí hacían meditación y yoga, de entrada supo que la mayor parte de los que estaban allí estaban hartos de la enfermedad de la ciudad, como él. Por eso cuando le propusieron a él aprender a meditar y a hacer yoga no se negó.
Lo primero que sintió al meditar fue mucha felicidad, y pensó: No sabia que se era tan feliz por dentro. Luego con la practica sintió que su cuerpo tenia mucha energía y que con ella podía volar, había entrado a través de su conciencia en algo que la profesora de meditación llamaba el campo de todas las posibilidades. Le gustaba como sonaba eso EL CAMPO DE TODAS LAS POSIBILIDADES.
También escucho palabras de tierras lejanas, palabras que pronunciaban viejos de largas barbas blancas, que se hicieron familiares para él, las cuales hablaban de estados de la conciencia más allá de los que halla podido imaginar, de los cuales nunca oyó hablar en la facultad de psicología.
Capitulo X: El encuentro.
Él entro a un nuevo mundo, entro al mundo de los ambientes cargados de saumerios, de dietas vegetarianas, de música cantada en extrañas lenguas, de fotos de ancianos de mirada compasiva, de conversaciones metafísicas, y de silencio, mucho silencio.
- Ella es la hija de la profesora de meditación, cuando no estés en la institución puedes ir a su casa a meditar. Le dijo la profesora que le habia enseñado a “entrar profundo en el océano de la conciencia, donde las olas se calman” como decía.
- Hola. Me llamo…
- Mucho gusto, soy…
Él sintió que le brincaba el corazón.
Capitulo X: La cura.
Andrea lo invito a una “toma de medicina”.
- Si…vamos a tomar la medicina de la tierra, la del abuelito yage.
- ¿Y que le pasa a uno con eso?
- Pues que usted se va a ver a usted mismo.
- ¿Y si lo que veo no me gusta?
- No pelee con eso…acéptelo.
- Tengo miedo.
- A todos nos da miedo la primera vez que tomamos medicina, incluso a mi todavía me da miedo. Es que el gran espíritu es el gran misterio, uno nunca sabe lo que le pueda pasar a uno en una toma de medicina.
Capitulo XI: El vuelo del águila.
Él piensa: La medicina sabe amargo, ¿que le ira a pasar a uno con esto?…Abuelo tratemé bien, enséñeme a sanarme con amor.
Él siente que esta dentro de un sueño pero se da cuenta de todo lo que esta viendo… en su sueño él es un águila…de pronto él ve unos hilos de colores, ese hilo soy yo…piensa…de pronto esos hilos se enlazan con otros hilos…esos hilos son mi familia…son mis amigos…de pronto ve un tejido…un tejido multicolor, que se extiende a través del espacio infinito…la oscuridad se convierte en luz, la luz se convierte en oscuridad……ciclos cósmicos que se repiten a si mismos…el pasado, el presente, el futuro…todo es lo mismo…él y todos somos lo mismo…somos el mismo tejido.
Él ve total armonía en la trama de la vida… ¿qué es lo bueno, qué es lo malo? Se pregunta.
Le da curiosidad, mira la parte de atrás del tejido, se ve.
Capitulo XIII: El señor del viento.
En las ciudades del imperio de los hijos del sol no había jefe sacerdote que mejor se unificara con el viento. Él podía volar, mover edificios solo con agitar sus manos para formar poderosas ráfagas de viento, podía hacer llover, invocar al huracán y al trueno, hablar el lenguaje de los animales. Él soplaba sobre la enfermedad y esta se iba como una avecilla, percibía y enviaba mensajes con la rapidez del pensamiento, aparecía en un lugar con solo desearlo y así como aparecía se iba ante la mirada atónita de los que lo habían visto. Volaba sobre los mundos más allá de los mundos, traía los mensajes de los cielos, algunos decían que se transformaba en águila y durante largas horas volaba, y observaba lo que acontecía en el imperio.
Él era muy parecido a su abuelo por lo menos eso decían hasta que revelo su naturaleza indomable. El armonizador, como llamaban a su abuelo, no manejaba ningún elemento en especial pero a la vez los manejaba todos. No hacia demostraciones de su poder, del fuego que ardía en y alrededor suyo, él prefería hablar poco. Permanecía mucho en la selva, donde pasaba la mayor parte del tiempo…era muy silencioso, era casi imperceptible. Cuando volvía de sus caminatas la gente le preguntaba que donde había estado, y él contestaba:- Escuchaba a la madre de todas las criaturas.
El abuelo solía decirle al señor del viento, como ahora todos lo llamaban: - ¿Quién observa tus proezas? Y lo repetía y lo repetía cada vez en voz más baja mientras se perdía nuevamente en la espesura de la jungla.
Él se incomodaba ante el poder que tenia el abuelo para dejarlo siempre pensativo.
Capitulo XIV: La sacerdotisa.
Ella era sacerdotisa del agua, delicada como flor, danzante de la luna, blanca como la paloma, bella como el cisne.
Él la observaba desde las alturas, observaba su danza cósmica, lenta y apacible. Constante. Movimiento a movimiento su fuerza se elevaba a través de los aires tocando sus plumas y él solo pensaba en dejarse envolver por esa suave melodía que lo hacia bajar hasta encontrarse frente a frente con su esplendorosa figura.
- El aliento de la tierra asciende hasta los cielos, los cielos derraman su gracia sobre los hijos de la tierra. La lluvia puede traer el trueno. Debes de estar mas atento a tú elemento, por mirar para abajo no miras lo que esta al frente tuyo, Viento.
- Lo siento, afortunadamente tú me veías. Princesa de las Aguas.
- ¿Sabes, Princesa? Mi abuelo dice que el señor del viento y la señora de las aguas son amantes y que de su amor nace el movimiento que impulsa el vaivén de las olas.
- Tú abuelo también me dijo que cuando el viento se enfurece las olas se agitan y cuando las olas se agitan la tierra se agita, y cuando la tierra se agita todo se agita. Deberías de escuchar más a menudo a tú abuelo.
Capitulo XV: Todas las relaciones son relaciones para siempre.
Él y ella se aman, sus deseos de volar y de ver son contenidos por su dulzura y por su prudencia. Él le enseña la danza del sol, ella la danza de la luna.
Lastimosamente el abuelo nunca regreso para ver realizado el anhelo de su nieto. Un día se interno en la selva para nunca volver. Antes de partir le dijo a él: - El espíritu se manifiesta de formas extrañas, incomprensibles, aun incluso para él que todo cree haberlo visto.
Capitulo XVI: El rencuentro
Él le dice a ella:
- ¡Te vi, seguro que te vi!
- ¡Si estábamos juntos, antes, hace mucho tiempo. Lo vi con la medicina!
- ¡Estábamos en la selva y estábamos juntos, es extraño pero…yo jugaba con el viento, tú danzabas con el agua!
Ella le dice:
- Ayer soñé contigo, se que siento algo fuerte por ti pero no se, es mejor esperar que todo encaje en su sitio.
Capitulo XVII: La memoria ancestral
Ella le dice a él:
- Cuando te abrazo siento que sientes que todo es posible, que tienes la fuerza para hacer que todo sea posible. Veo en ti mucha fuerza y eso me asusta.
- Anoche tuve un sueño, fue horrible. Te vi, eras tú pero diferente, vi mucha soberbia en tú mirada.
Él le dice a ella:
- Que extraño desde que tome medicina siento un dolor en el abdomen, y ayer soñé que me habían matado, que me habían atravesado el abdomen con una lanza.
Capitulo XVIII: Traición.
Él vuelve a tomar medicina, en una visión ve al abuelo y siente su propia voz que le dice: - Ahora puedes sanar.
De pronto él ve muchas imágenes, siente dolor, vergüenza, quiere esconderse debajo de la tierra para nunca salir…Vio demasiado, quiso poseerlo todo, se enamoro de si mismo… Ahora… comprende…llora, se arrepiente, pide disculpas, siente el dolor del daño que causo, lo siente como si le hubiera pasado a él mismo.
Él la llama a ella: - Hola, ya se que paso.
- ¿Qué paso?
- Antes.
- ¿Antes?
- Cuando éramos indígenas.
- Dime.
- Yo me creía muy poderoso…siento tanta vergüenza…quería que todo fuera mío…incluso era capaz de tomar las cosas por la fuerza…viole a una mujer…lo siento tanto…me mataron…lo merecía…te traicione…te abandone…tienes que perdonarme…me siento tan arrepentido…siento tanta verguenza contigo, con Dios, con la tierra, con esa mujer…disculpame!
Capitulo IX: No se que es el amor.
Ella le dice a él:
- ¿Quieres hacerlo?
- Tengo miedo, he visto tantas cosas en estos días, ya no seré el mismo. Además no me siento merecedor de todo esto, no después de lo que paso.
- Ahora haces otras cosas, ayudas a las personas, les ayudas a recordar para sanar. Ya paso, yo te perdono, toma mis manos, cierra tus ojos, ya estas aquí, conmigo.
Él le dice a ella:
- ¿Qué te puedo decir después de ver el viaje de los siglos?
- Primero: que estoy cansado, siento sobre mi ser el peso de las edades, de las civilizaciones, de los siglos. Te vi, me vi, en incontables situaciones, en incontables sitios. En unas imágenes éramos bonitos en otras, la verdad, bastante feitos.
- Segundo: que no se que es el amor.
- No te preocupes, yo tampoco, pero estamos aquí para descubrirlo.
- Siento como si estuvieramos en un viaje, siento que estar aquí es un viaje para descubrirlo…es un viaje, el viaje de los siglos.
Los dos sonrien, mientras escuchan en la grabadora un cd con una melodía indigena de Alonso del Río que dice: “ He empezado un viaje y no se cuando acabar, llevo andando tantas vidas, que no lo recuerdo ya, el camino de regreso que conduce hasta el hogar…
Estoy descalzo y desnudo, llevo espinas en los pies, estoy cansado de ser mago, llevo siglos sin comer, pero se que aunque muy largos los caminos tienen luz…
Pero ya veo la luz de mi palacio de cristal, con paredes de diamantes y alfombras de jazmín y en medio veo alguien que siempre espero por mi…y en medio veo alguien que siempre espero por mi”.
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