Sabía de la partida; de tu inexorable viaje, y entreabierta reconstruí tu imagen Fuimos fiesta mandarina y guitarra. Y después sólo quedó un viento triste. Apretando el cuerpo de mis años junté mis palabras, desaté mis vientos, rompí mis subterráneos y renuncié con un golpe seco a tu adiós definitivo.
Texto agregado el 12-04-2007, y leído por 365 visitantes. (20 votos)