A veces hay que callar cuando se tiene el sentimiento de lo vivido atravesado en la lengua; el tener cerca la huella digital del índice oportunista, hace que tal vez sea justa la razón de su fin, al ocupar imponentemente el pensamiento.

Explicación a la forma de tomar una situación, no se si la haya; solo se que absurdamente se decidió, inconscientemente se hizo y amargamente se viven las consecuencias de un recuerdo acusador.

La gracia de la absolución de Dios ya se derramó, pero la cabeza aún se inclina por su propio peso y la ventana del alma quiere abrirse para hablar de un bello futuro hipotético, pero el tiempo y el espacio no se ponen de acuerdo para escucharla. Se que aún así se seguirá abriendo para dar testimonio de lo que se aprendió.

Muchos desconocen la causa de la tristeza ajena, pero personalmente hago caso omiso a ello y sonrío para silenciosamente seguir viviendo.