Sin saber por qué

Veo a un hombre frustrado, con las herramientas sobre la mesa.
Una mujer exprimida alimentando a su bebé.
Que arquitecto más esplendoroso diseño este laberinto. En cada recoveco sin salida se trunca cada uno de mis sueños.
No hallo atajos que conduzcan a la plenitud de la felicidad. Solo hermanos, en cuyas venas corre sangre egoísta.
Juego a reír con mi propio ego, que con el pasar de los días va languideciéndose más.
Alguien corriendo desesperado buscando la salida del laberinto.
Una mariposa atrapada en la red de una araña.
Una bandera rota flameando a lo alto de un mástil.
La botella de vino vacía de un borracho.
La foto de una niña perdida hace tiempo.
No sé por qué. ¿Por qué Dios la misma mano que acaricia es la mano que condena?
¿Por qué eres la noche y también el sol?
Los restos de una casa incendiada .
La cara sucia de un niño en la puerta del supermercado.
Un granjero frente a su sequía, esperando la llegada de la lluvia.
Una pelea entre vagos callejeros.
Un desconocido que niega el saludo. Podríamos haber sido buenos amigos.
Que mago podría sorprenderme con su magia, si al despertar los ojos lo más estrafalario se revela inútilmente.
Que pintor podría pintar frente a tan bonito atardecer. Aunque, mi nulidad lo dibuja de tan hermoso a grotesco.
Un árbol llorando hojas con la llegada del otoño.
No sé por qué. ¿Por qué Dios eres el odio y el amor?
¿Qué precio pagamos por vivir?
Dos piernas que me permiten levantarme todas las mañanas, una sensación ambigua que no se esteriliza simplemente con alcohol.
Veo la sangre desparramándose entre mis manos, una navaja tirada en el suelo, y nada más, no quiero ni puedo ver nada más.