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Glicinas en el recuerdo




Hacía rato que el sol había salido, pero era verano, las clases, que eran nuestro calvario, se desvanecieron con el calorcito y el perfume a glicinas nos daba los buenos días.
Hoy después de tantos años recuerdo el patio, la larga pileta azulejada de verde claro, donde se lavaba la ropa, donde se llenaba de agua para la quinta y donde después de la siesta nos metíamos para bañarnos, también, ese era el lugar donde mamá nos sorprendía a los chancletazos, éramos chicos, los chicos dormimos poco y nada la siesta, pero tenía razón tampoco dejábamos dormir a nadie.
Desde la galería salía un camino de ladrillos angosto y muy prolijo, el recorrido del camino, tenía como última estación el baño, la veredita algunas veces, después de la lluvia y debajo de las glicinas se alfombraba con pétalos de sus flores.
El primer punto era el galponcito, era una casa petisa con muchas ventanitas y piso de ladrillo en ella se guardaban cosas viejas, un lugar bárbaro donde ir a jugar a la escondida o donde ir a dormir la siesta para no dormir. A la izquierda del galón está la pileta grande y la bomba de agua, más adelante esta la parrilla de los asados con chimenea, mesada para cortar o condimentar la carne, un lugar debajo para mantener la leña seca y dos árboles, uno a cada lado, uno de laurel, que era alto y flaco, donde saltábamos de uno a otro árbol que estaba atrás, y que un día cortaron, por que decían que iba a suceder una desgracia con estos chicos, del otro lado estaba la planta de higos, de higos blancos, cuando estaban maduros por su ombligo les brotaba miel. Siguiendo el recorrido estaba el gallinero, con una inmensa planta de higos rojos, mi abuelo Antonio había fabricado una caña para capturar higos, era una caña larga y en su extremo la caña rajada en cruz, en su interior a 5 o 6 centímetros un corcho que abría la caña en cuatro ( que me hace acordar a los monitos del zoológico, cuando pasamos por la jaula, nos pedían masitas)de esa manera elegíamos ¡claro que elegíamos! Los más grandes, los más apetitosos higos que jamás e probado, de cuanto en cuanto los poníamos en agua y a la heladera, la macana era que algunos se nos caían, pero de eso se ocupaban las gallinas, quién lo tomase disparaba, era difícil que tan preciado motín fuera para una sola, detrás de ellas un Malon de gallos, gallinas y pollitos!, Entre la pelea de los más grandes, los pequeños eran favorecidos.
Del lado de enfrente al gallinero, esta la pajarera se ve que alguna vez fue de primera, hoy se encuentra un poco abandonada, en una época había cardenales, jilgueros y muchos pájaros más lo único que la habita hoy es una tortuga, tiene un tejido hexagonal que presenta algunos daños, un esqueleto de rama que algún día sirvió de apoyo a las aves, esta descascarando su cal.
El techo de chapa de brea negra tiene muchos agujeros y el sol pasa a través del, ahora que lo pienso siempre fue una cárcel pero creo que es triste verla asi, le faltan cantos, le falta color, le falta movimiento y le falta amor.
Ante última estación antes de llegar al baño de afuera, o el baño del fondo como decía la abuela, estaba la casita de chapa donde ponían las gallinas, el lugar donde los conejos que se escaparon tenían sus madrigueras, donde mamá una mañana encontró una paloma, blanca, blanquísima, como si nunca hubiese tocado el piso, como si estuviera hecha de nubes.
El papá de mamá vivía con nosotros, el abuelo Daniel, era alto y pelado, de cara un poco coloradita, sencillo, fumador, jugador de escoba y domador.
No sé bien que paso creo que se iba para Río Negro a recolectar manzanas, pero los exámenes que le hicieron algo no estaba muy bien y no pudo viajar, hace casi un año que esta con nosotros.
Después del recorrido hasta el baño del fondo me espera la leche, pero antes de sentarme mamá me dice que despierte al abuelo, sin mucho apuro voy despacio hasta la pieza, el piso de pinótea cruje ante mis pasos y por la ventana entran tenues rayos de luz que dividen al cuarto en dos, ya cerca de la cama miro y no hay nadie, le digo a mamá -¡ya se levanto!.
Vuelvo a la mesa termino la leche, lavo la taza, mamá me insiste con el abuelo -ya se levanto, seguro que esta en el baño.
Corro al baño de adentro y no está. Voy al del fondo y tampoco, entro a la pieza a mirar la cama y sólo veía sabanas arrugadas, miro en detalle y no pude creer lo que estaba viendo, mi abuelo estaba en la cama, corrí la sabana despacio, casi no respiraba, tenía el cuerpo absorbido, sus brazos eran ramitas y sus dedos palitos, absorto ante esta imagen se paralizó mi aliento, estaba muerto.
Abruptamente cayo al piso mi alma, un estampido como un trueno se escuchó, diseminados por todas partes pedazos de él re botaban en el suelo y se oía el tintineo espléndido
Me temblaban las piernas, el silencio de la pieza me aturdía, quise gritar y no pude, un frío helado me recorría, este tiempo me parecía un siglo.
Fue la primera vez que pensé en la muerte, deduje que no arrasaba de golpe, era lenta y tímida, era invisible.
El verano me llevo al mar, a la otra casa de mi abuelo Antonio, donde los días pasan, entre la pesca, los medanos con sus uñas de gato, los partidos de football en la playa y la chocolatada a la tarde.
Volví casi en marzo, volví a las ciruelas, a las macetas hechas con cáscara de coco, a la hermosa magnolia japonesa y a los picaflores rondando sus flores.
No encontré al abuelo Daniel, revise su cama, la que lo escondía, esta vez si que no estaba, no necesite preguntar nada, todavía era verano y esa mañana llovía, se estaba formando su alfombra de pétalos en el camino, debajo de las glicinas.

Texto agregado el 27-02-2004, y leído por 244 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
12-12-2004 Recuerdos , recuerdos, descrpciones bien hechas, pero la verdadera sustancia del relato esta la impresión de tu primer contacto con la muerte. Tal vez alli tengas una rica veta ... un abrazo ruben sendero
30-03-2004 Me parece una descripción cuidadosa de todos los escenarios, donde se combinan muy bien distintas imágenes. Muy humano. Quizás, por allí, hay algunas falencias gramaticales. Pero no es lo sustantivo. Te felicito. islero
12-03-2004 Me emocionó. Es la primera impresión. Lo voy a volver a leer. Un abrazo. islero
10-03-2004 Esta, como todos los recuerdos. Prestos para ser leidos. Me ha gustao. nomecreona
 
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