Aquel era uno de esos días en que sin saber por qué hechos pasados vuelven a visitarnos y son y ocupan todos nuestros pensamientos, uno de esos días en los que volvemos a vivir al pasado, y aquel día en mi mente estaba más presente que nunca una persona demasiado especial como para olvidarla.
Él siempre había representado una gran incógnita para mi, sin dejar ver nunca lo que de verdad había en el. Siempre vivió a la sombra de la persona a quien quería, siempre permitió sus locuras, siempre cargó con sus errores... No éramos muchos los que de verdad sabíamos como era, en sus ojos se habían grabado imágenes que al menos yo soñaría ver, el mundo se había grabado en sus huesos, unas veces a hierro, otras a base de suaves caricias, y era fácil adivinar lo que pensaba solo con mirarle a los ojos, pero para ello debía latir en ti el deseo de ver más allá de su rostro, y escuchar más allá de sus palabras. Después de muchos años con él, necesité tan solo un día a su lado para conocerle, un día que todavía hoy recuerdo como si estuviese ocurriendo en este momento, aquel día me mostró a una persona a la que jamás había visto, una persona cálida e increíblemente culta, me hizo comprender que la cultura no vive en los libros, sino en la calle, que no se viste de palabras difíciles de pronunciar, sino de aquellas que usamos a diario. Él fue la persona que me enseño que cuando todo parece oscuro lo primero que debemos hacer es probar a abrir los ojos, y desde ese día, cada vez que empiezo a no ver nada me acuerdo de el, y se que debo seguir despierta, con los ojos bien abiertos, que el momento de cerrarlos todavía no ha llegado, y el me mantiene siempre en vela, mirando hacía delante y divisando el camino.
Hoy me acuerdo de él y de cada uno de los momentos que estuve a su lado, pero no por ello recuerdo todo lo que ocurrió, él mismo ha conseguido borrar todo aquello que digamos "no valía", y a mi mente hace tiempo que no vuelven momentos como aquel en que decidió irse, y si por algo no lo recuerdo es porque en mi mente nunca ocurrió, aquel momento en que mis ojos se cerraron con los suyos se desvaneció en cuanto alguien me empujo a abrirlos otra vez y vi los suyos reluciendo frente a mi, y en aquel momento supe que jamás me abandonaría, que estaría siempre a mi lado dándome fuerza para seguir mirando hacia delante....
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