El silencio marcó las horas de mi reloj,
el destierro mis pasos
y la soledad bifurcó mi vida
en la esperanza de encontrar el amor
y el miedo de no encontrarlo.
El reloj marcó las horas de mi soledad
soledad baldía e ilusionante
de tinte de desesperanza
e ilusiones malditas.
Yo, empedernido romántico,
aburrido y aburguesado
dedico mis horas
al estudio y al trabajo
esos rincones oscuros
donde se esconden los fracasos.
Y son las noches de invierno,
cuando todo está perdido
un hueco hay en mi cama
y en mi corazón un vacío
que sólo el alcohol llena
a fuerza de quedar sin sentido.
Texto agregado el 10-04-2007, y leído por 160
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