Entonces sucedió que el décimo encantamiento fue encontrado por el primero de los esclavos para agradar a Istahar. Y ésta en su inmensa ignorancia de las cosas ocultas cantó las palabras prohibidas:
"Amok seiin uk-abel
Balaboq anin imah
Amok seiin elosen-agal
Balaboq anin lor as amir"
Y habiendo dicho el encantamiento, los doscientos con sus líderes fueron liberados del Sheol donde yacían en la sombra, y fueron llamados a morar sobre la tierra.
Shemhazai al ver la belleza de Istahar sintió lujuria, y tomando al esclavos de la doncella que temblaba desnudo bajo sus pies, devoró sus carnes, y guardó su sangre como ofrenda para la hija de los hombres. Istahar se negó a beberla a menos que le fueran revelados los secretos de la tierra y las palabras para atarlos a sus labios. Y Shemhazai que había aprendido los secretos en el Sheol le confió las palabras de poder sobre la tierra. Entonces Istahar se entregó a la lujuria de Shemhazai y bebió la sangre de su esclavo. Y cuando Shemhazai hubo saciado su lujuria, la doncella le habló al oído las palabras de sometimiento, esclavizando al príncipe de los Elohim, y con él, a los ciento noventa y nueve bajo su mando. Los hijos de los hombres llamaron a Istahar, Belet-Ili o "hija de dioses" y se arrodillaron ante ella y le hicieron templos e ídolos de oro.
De la lujuria de Shemhazai nacieron los Nefilim, seres hermosos e inmortales. Ellos esclavizaron a los hombres y levantaron cuatro ciudades en los cuatro puntos de la tierra. Al igual que su madre Belet-Ili, los Nefilim saciaban el hambre con sangre de hombres y así mismo sus hijos y los hijos de sus hijos. Y en cada ciudad hicieron ejércitos de inmortales, cada uno con cincuenta Elohim como generales, excepto en Bayn donde solo habían cuarenta y nueve, puesto que Shemhazai vivía como primer esclavo atado a los pies de Belet-Ili.
Durante siglos los hijos de los hombres vivieron ocultos en ciudades debajo de la tierra, para evitar ser esclavizados por los Nefilim y sus ejércitos, hasta que Shemhazai, visitando a los reyes de los hombres, ordenó que se multiplicasen sobre la tierra, pues Belet-Ili había impuesto a sus hijos beber sangre de animales, y solo en el festín del equinoccio podrían beber de las hijas de los hombres enviadas por sus pueblos como ofrenda. Y así durante siglos los hombres se multiplicaron sobre la tierra.
Pero los hijos de Shemhazai se rebelaron contra Belet-Ili, puesto que la sangre de los animales era amarga. Y las cuatro ciudades del mundo se unieron contra Belet-Ili. Y habiendo encontrado los encantamientos antiguos, encarcelaron a la reina y a su primer esclavo en las sombras del Sheol. Por siglos hubo paz entre los Nefilim. Y los hijos de los hombres volvieron a morar en las ciudades antiguas debajo de la tierra.
Entonces sucedió que los Nefilim enfermos de codicia y conocedores de los encantamientos se rebelaron contra si mismos, y las cuatro ciudades de la tierra entraron en guerra.
Durante las guerras del mundo antiguo, los inmortales bebieron de la sangre de sus hermanos y sus hijos y los hijos de sus hijos, y se hicieron fuertes en la noche. Podían ver en la oscuridad como los búhos, y escuchar como los lobos, tenían la fuerza de los osos, y la agilidad de los leopardos. Pero en el día se hacían débiles y ciegos, y sus pieles hermosas se volvian ceniza. Entonces pelearon durante las noches mientras que los hijos de los hombres los observaban ocultos.
Y habiendo aprendido las debilidades de los inmortales, los hijos de los hombres volvieron a morar sobre la tierra, y durante el día destruyeron las cuatro ciudades de los Nefilim. Y habiéndose olvidado de sus antiguas moradas debajo de la tierra, limpiaron la sangre de los pastos y los mares, y reinaron en el mundo durante mil años.
Los inmortales que lograron escapar de la furia de los hombres, encontraron las ciudades subterráneas que ellos abandonaron, y allí esperaron dormidos.
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