Querido Nino:

Te fuiste en el momento menos indicado, o acaso, en el punto preciso en que los elegidos tienen que marcharse para convertirse más tarde en leyenda. Sea como fuese, quedaron varias inquietudes encriptadas en las letras de tus canciones, a las que ahora me gustaría intentar responder.

Tu voz comenzó a invadir nuestro espacio en los años setenta y era un deber tener tus discos de vinilo para escucharlos y volverlos a escuchar, hasta que tu voz y las melodías pasaban a formar parte primordial de nuestro acervo.

Recuerdo cuando mi hermana fue por un disco que le fascinaba, pero no se atrevía a comprarlo, porque lisa y llanamente le daba vergüenza. El disco en cuestión traía en una de sus caras el tema Te Quiero Te Quiero y le daba mucho pudor pedírselo al muchacho, por temor a que éste pensara que le estaba declarando su amor.

La América que invocabas, querido Nino, es hoy una serie de parcelitas politizadas. Ya no brilla el sol con la misma intensidad, pues está teñido por las inconsistencias. Y si alguna vez pensaste que nos parecíamos al Edén, el progreso y los intereses económicos, se han encargado de desmentir soberanamente tal apreciación.Hoy somos una selva de bestias feroces.

La chica aquella, de la que tan enamorado estabas, es en estos días una señora robusta, muy cercana a la sesentena y creo que sentirías mucha nostalgia si pudieras escuchar a esos muchachos que le gritan a lo lejos: -¡Abuelita Noelia! ¡Abuelita Noelia!

Con respecto a esas Cartas Amarillas, hoy son sólo correo acumulado en la memoria de un computador. Basta un clic, para que esa correspondencia se vaya a la papelera de reciclaje. Las cartas del correo electrónico no tienen color y superviven como un puñado de códigos binarios.

Libre, sólo es el viento y algunas avecillas que se han salvado de la depredación. Libre es el concepto, mas, la libertad es ahora un patrimonio enclaustrado entre cuatro paredes.

Ahora no bastan Un beso y una Flor. El materialismo extremo en que se desenvuelve esta sociedad, obliga a prometer objetos más sustanciosos. Los besos se mezquinan a la primera de cambio y en cuanto a las flores, ellas adornan las tumbas de las víctimas del terrorismo. El idealismo, hoy en día, huele a naftalina.

Nadie puede asegurar nada y ni siquiera el más optimista dirá: -Esta será mi Casa. Las carreteras se abren paso en medio de los hogares, las disputas matrimoniales terminan en separación. Las familias son nómades y así como antes se construían los hogares cerca de los ríos, hoy se levantan próximos a las fuentes de trabajo.

Es el viento el que pasa raudo y con lágrimas en sus ojos arremolinados. La paz sólo reina en los cementerios, ya que en los campos de batalla, los hombres se disputan la tierra y sus discutibles ideales y en la ciudad, los políticos se pelean por el poder. El viento acarrea también las lágrimas de los desdichados que sólo desean amor y seguridad.

Como puedes ver, querido Nino, nada te has perdido tras tu partida, acaso la luz en los ojos de ese hijo que no alcanzaste a conocer, talvez la sonrisa trizada de tu mujer al añorar tu presencia. O quizás, una mueca de tristeza en el rostro de mi hermana, al recordar aquel episodio lejano en que se llevó por unas pocas monedas tu voz y esa porción de incombustible y solitaria eternidad a la que te relegaron tus bellas canciones…