TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / carlosthem / La paranoia de Alebrain

[C:281919]

Alebrain, un hombre de unos cuarenta años de edad, se encontraba leyendo uno de sus muchos libros fantásticos en su biblioteca particular, situada en el lado norte de su villa.
Poseía una colección tan extensa, como extraña y versatil, pero los libros que más le gustaba leer, eran los de terror y suspense psicológico.
Alebrain bajaba al pueblo, situado a unas pocas millas de su residencia.
Allí contaba las historias más insólitas a los aldeanos del lugar, basadas en los libros que leía.
Aquellos, se reunían en la taberna, con su jarra de cerveza, ó bien, con su copa de vino y se sentaban alrededor de Alebrain, para escuchar sus historias de miedo e intriga.
Muchos de ellos, la mayor parte, no sabían leer ni escribir, por eso, cuando Alebrain iba al pueblo y contaba sus historias, era como oir un programa de radio, era como leer un libro sin abrir la portada, ni pasar una sola página del mismo.
No necesitaban realizar ninguna de esas acciones, con Alebrain sólo necesitaban sentarse, cerrar los ojos e imaginarse la historia, según él la iba contando.
Un día Alebrain, después de tanto leer, memorizar y pensar en dichas historias, empezó a crear la suya propia.
Una historia envuelta en una atmósfera tan asfixiante, tan extraña y tan diabólica, que el propio Alebrain, empezaba a tener paranoias acerca de la misma.
Trató de contársela a los aldeanos, pero no podía, era la única historia que no era capaz de contar a nadie, simplemente, sudaba cuando pensaba en la misma, no articulaba palabras para describir lo que su mente dibujaba y él mismo veía en su propio interior.
Sólo podía escribirla, la escribía para la posteridad, para que alguien algún día encontrara su blog y pudiera leerla, leerla sin que él la contara verbalmente.
Cada noche que pasaba, que escribía unas pocas lineas más, más real parecía, cobraba vida de una manera increíble, aquello más que una idea creada por su mente, parecía cómo una pesadilla, que hubiera encontrado el hueco justo para colarse y hacer acto de presencia en la vida de Alebrain.
Una de esas noches, estaba acabando de escribir las últimas lineas correspondientes a ese día.
Tocaron las tres de la madrugada en el reloj del salón, después, no hubo más que silencio.
Silencio absoluto, el tic-tac tipico del reloj de cuco, sencillamente, no sonó más.
Alebrain, bajó al salón y se acercó al cuco.
El péndulo estaba quieto, las manecillas clavadas en las tres en punto, ni un sólo movimiento más se había producido en la mecánica de éste a partir de ese momento.
Alebrain no entendía, porque el reloj se había parado repentinamente, él mismo lo puso en hora hace unos días, cambiando las baterías de éste.
El reloj, sencillamente estaba muerto.
Consultó el reloj de su muñeca, eran las tres y cinco, cinco minutos habían pasado, desde que bajó de la biblioteca al salón.
Miró por la ventana, desde la cual, tenía una visión completa del terreno que le rodeaba y vió que el pueblo entero estaba en la más absoluta oscuridad.
Incluso el faro del puerto, que siempre estaba dando su saludo a los muchos barcos que iban llegando, se encontraba inactivo, tampoco había luz en el mismo.
Alebrain, empezó a darse cuenta de la verdad, su pesadilla empezaba a cobrar vida, todo empezaba por el reloj del salón, por la oscuridad que lo envolvía todo.
Rogó que aquello no continuara, se llevó las manos a la cabeza y cerró los ojos, trató de que no se generarán más cosas como aquellas.
Pero su voluntad no era escuchada, lo que fuese que tuviera que venir, estaba hacechando, esperando su momento para adrentrarse en la escena y conseguir el protagonismo en la misma.
Lo que vendría a continuación, era mucho peor, ese era solo el comienzo del horror que se viviría en todo el pueblo, en su propia casa.
La villa donde Alebrain vivía, estaba muy cerca también de un frondoso bosque.
El bosque le dió terror a Alebrain siempre, desde muy niño, cuando sus padres compraron aquella casa, el bosque tenía sus leyendas, cuentos que los aldeanos contaban sobre el mismo.
De pronto, se empezó a levantar un viento fuerte que hizo que las ventanas de la vivienda se abrieran de par en par.
Alebrain, corrió por la casa cerrando las mismas.
El exterior no debía de perturbar el curso de su casa, no debía entrar allí y apoderarse de ella, su vivienda todavia tenía luz, no dejaría que el exterior la apagara, la extinguiera, cómo hizo con el pueblo y el faro.
Ahora con todo a cal y canto cerrado, Alebrain se encontraba más tranquilo, ¿ qué venía a continuación ?.
Trató de buscar en su memoria, en su blog, y lo que leyó le heló la sangre, le puso la carne de gallina.
"No, dijo, esto no, por favor, yo no deseo eso".
Miró por la ventana de nuevo y víó una luz a lo lejos, una pobre luz que se movía, como si danzara en la oscuridad.
De pronto, vió otra luz, como una hoguera que se hubiera encendido en la playa, relucía tanto que parecía la luz del faro de puerto.
"¿ Quién demonios había encendido aquella hoguera ?. Se preguntaba. Esa luz no es real, todos los barcos se estrellarán si van hacia ella.". Se dijo.
La luz danzante pertenecía sin duda alguna a un buque, viendo ahora ambas luces, era lo más deducible.
Tan deducible, cómo que dicho buque iba directo contra las rocas.
Abrió la ventana de par en par, no se preocupó del amenzante exterior, solo queria advertir a aquellos desdichados que viajaban en aquel barco, de su trágico final.
Alebrain gritaba sin parar: "Nooooo, alejaros de aqui, morireis todos, todos los que vais en ese barco, no os acerqueis más, no es la luz del faro, es una maldita hoguera encendida en la playa".
Viendo que no conseguiría nada, cerró de golpe la ventana.
Pensó, "Ahora, tal vez el exterior entró en mi casa, tal vez, la luz se apague y no veré nada, todo quedará en tinieblas, como el resto que me rodea. Necesito buscar una lámpara auxiliar."
Mientras bajaba al sótano, en busca de la lámpara, la luz se apagó por completo.
Alebrain dijo: "Lo sabía, maldita sea, sabía que el exterior entraría y me dejaría a oscuras, ese maldito infierno de fuera, ¿ qué haré ahora ?". Fué cogido por la oscuridad en medio de las escaleras.
Se quedó quieto, escuchando algún posible sonido, recordaba que llevaba una pequeña navaja en unos de los bolsillos de la bata.
Consiguió encontrarla y la abrió.
Cualquier cosa que se moviera cerca de él, sería cruzada por la navaja, Alebrain no se lo pensaría dos veces.
A tientas, consiguió llegar hasta el pavimento del sótano.
Empezó a tantear, hasta que dió con algo que le pareció similar a una lámpara.
Buscó el interruptor de la misma, pulsando sobre éste, la lámpara se encendió.
Alebrain gritó: "¡¡¡ Tengo luz de nuevo !!!".
Aúnque no sabía exactamente, cuanto duraria la bateria de la misma, ni lo que tardaría en volver la luz de la vivienda.
Volvió a mirar su reloj de pulsera, eran casi las cuatro de la mañana.
Alebrain tenía sueño, mucho sueño, pero no podía irse a la cama, no hasta que la luz volviera y todo estuviera "correcto" de nuevo.
Aún quedaban muchas cosas por suceder, según recordaba.
Debía de subir y rescatar su blog, ahí estaba escrito, todo lo que quedaba por ocurrir todavía en aquella fatidica noche.
Su paranoia era total, no entendía en verdad, cómo aquello que el creó en su mente, estuviera pasando realmente a su alrededor.
Alebrain, subió a la planta baja y fué directamente a una de las ventanas, quería saber que pasaba con el barco que había visto.
La visión era más horrorosa de lo que se temía.
El barco había chocado de lleno contra las rocas, el fuego de la hoguera en la playa, se había multiplicado en cientos de hogueras más grandes que ésta ahora, Alebrain miraba horrorizado la escena.
Abrió la ventana y escuchó los gritos de angustia que en la lejania le llegaban desde allí.
Vió algunas figuras oscuras que se reflejaban entre las llamaradas, las figuras de los que habían sobrevivido, tal vez, y que corrían entre el miedo y la desesperación.
Alebrain cerró la ventana de nuevo. Se dió la vuelta y se deslizó suavemente por la pared hasta el suelo.
Estaba consternado, soñoliento y muy cansado.
Se echaba la culpa de todo, su maldito cerebro había hecho que aquella gente muriera de esa forma tan horrorosa.
Se consideraba indigno de su propia persona.
Se preguntaba a sí mismo, entre ído y enfermizo: "¿ Cuánta gente más moriría por su culpa ?, ¿ Cuánta más, antes de que todo acabara ?".
Una vez cobró fuerzas, se dirigió de nuevo a la biblioteca, el blog estaba sobre su mesa, Alebrain con la escasa luz de la lámpara que portaba en su mano, trató de continuar el guión de su pesadilla.
De pronto vió un fulgor que desde el exterior, entraba a través de las cortinas de la ventana de la habitación.
Alebrain se asomó.
El bosque resplandecía bajo una luz verdosa, una luz atípica que lo hacía sobrenatural.
Miró el guión del blog.
No había reseñado nada cómo lo que estaba viendo.
Aquello estaba fuera de su blog, buscó en todas las páginas del mismo, por si estuviera extraviado en alguna de las mismas, pero no, nada cómo aquello había sido ni mencionado ni escrito.
Tal véz, esa parte referente al bosque, ni siquiera la hubiera reflejado allí, le daba tanto terror mencionar, comentar, hablar sobre aquél lugar, que sólo estaba en su mente.
El fulgor iba acercándose poco a poco a su vivienda.
¡¡¡ A su vivienda, desde el bosque !!!.
Pero, ¿ es que nadie venía nada de lo que estaba ocurriendo ?, ¿ él era sólamente el que en verdad, estaba viviendo todo aquello ?
No podía ser, toda esa oscuridad, la luz de la hoguera, el accidente del barco y ahora ese fulgor verde desde el bosque.
Sencillamente no podía creer que sólo él estuviera viviendo aquello.
Alguien más ahí fuera, en esa noche negra y fantasmal, debería de verlo también.
Alebrain, bajó al sótano de nuevo. Cogió una escopeta de canón recortado y le introdujo dos cartuchos.
Cerró y armó la misma. Por si tuviera demasiada compañia, introdujo la caja de cartuchos en el bolsillo de la bata, también.
Antes de subir de nuevo. comprobó la trampilla que daba acceso al sótano desde el exterior.
Estaba bien cerrada, aún así clavó una maderas a su través.
Después, recorrió toda la casa, asegurando cada una de las ventanas y accesos posteriores a la misma.
Alebrain una vez realizadas todas las comprobaciones, acercó una butaca hasta la puerta principal y se sentó frente a la misma.
Esperaba que no aparecíera nadie que no debiera aparecer ante aquella puerta.
Si fuera así, descargaría todo el plomo, de eso estaba convencido.
Alebrain, se dormía, no podía aguantar más, el cansancio podía con él. ¿ Qué hora sería ? ¿Por qué no amanecía de una vez por todas ?.
Consultó su reloj, las cinco y cuarto de la madrugada. Aún quedaba tiempo para que el sol hiciera su aparición. Aún debía aguantar un poco más.
De pronto, vió el fulgor por debajo de la puerta.
No había caído en el detalle del hueco que la puerta dejaba debajo de sí misma.
Debía de haber arreglado aquello hace tiempo. Ahora lo que fuera, se colaría por ese espacio y llegaría hasta él. ¡¡¡ hasta él, desde el bosque !!!,
Alebrain encañonó la escopeta frente a la puerta. No podía hacer más. No se sentía con fuerzas para levantarse de la butaca.
Estaba demasiado aterrorizado y cansado para realizar ninguna otra acción que quedarse allí esperando, tal vez, su final.
El fulgor, parecido a una espesa neblina, iba entrando suavemente por debajo de la puerta.
Olía a algo extraño. Alebrain no podía acertar con el olor que le llegaba y que portaba aquella luminiscencia.
Trataba de hallar, el tipo de olor fuerte que estaba notando cada vez más, un olor que penetraba en sus fosas nasales, sin poder hacer nada para remediarlo.
De pronto, Alebrain hizó una esfuerzo por espabilarse.
Se levantó de la butaca, aquello lo que fuera, estaba casi rozándole, no dejaria que llegara a él y lo envolviera.
"Noooo, los demonios del bosque no me cogerán, no señor, no podrán atraparme,", gritaba de forma enfermiza, mientras la niebla de luz verdosa se le iba aproximando amenazante.
Alebrain en su huida, tropezó con una silla, se desplomó y disparo el arma por accidente, hiriéndose en una de las piernas.
La sangre comenzó a fluir desde la herida abierta a borbotones.
El dolor era angustioso, el resplandor se le echaba encima, Alebrain trataba de apartarlo con sus manos, la escopeta tendida sobre el suelo, aún humeaba.
El rostro de terror, de miedo, de angustia, era increíble, no podía dejar que aquel abominable fulgor verde, llegara a él, los demonios del bosque viajaban en su interior, siiii, viajan en su interior y le envolverían, se lo llevarían al bosque para siempre.
Alebrain cogió en un último intento la escopeta, todavia quedaba el otro cartucho.
No dejaría que le atraparan vivo, ellos no, nunca dejaría que ellos lo llevaran al interior de aquél maldito y horrible bosque.
Alebrain estaba dispuesto a disparar de nuevo, esta vez no fallaría, estaba perdiendo demasiada sangre, el charco rojo debajo del mismo era cada vez más grande.
Disparó, y la niebla lo envolvió.
Alebrain estaba empezando a tener una subida de tensión. Su corazón empezó a latir demasiado rápido.
La niebla pasaba y le envolvía cada vez más.
El olor era tan intenso que Alebrain tenía serias dificultades para respirar, su corazón latía más rápido, la angustia que estaba viviendo era indescriptible.
Alebrain no pudo más, cayó desmayado bajo la espesa capa verde de luz. Los demonios del bosque habían ganado.
Tocáron las seis de la mañana en el reloj del salón.
Alebrain se levantó, la herida de la pierna, dolía y quemaba de una forma horrible.
¿Había sonado el cuco ? ¿ Cómo era posible que el cuco hubiera dado las seis de la madrugada ? Se paró a las tres en punto.
Alebrain se acercó a una de las ventanas, apoyándose en el hueco de la misma, miró al exterior.
El sol comenzaba a dar los buenos dias.
Todo parecía estar tranquilo. ¿ tranquilo ?
¿ Cómo podia estar todo tan tranquilo ?, ¿ y la gente del barco, dónde estaba ?.
Alebrain se incorporó como pudo, se íba apoyando en la paredes, cuál vulgar borracho que viniera de una juerga nocturna.
Quería llegar a su cama, se notaba caliente, enfermo, no podía anguantar más, ya no podía más.
En una de las veces, se le escapó la mano sobre uno de los interruptores, la luz se encendió.
Alebrain miró hacia el techo y dijo : " ¿ la luz ? ¿ a vuelto la luz ?. Ahora podré dormir en paz. Todo acabó, pero nunca más volveré a crear nada, los escritores son los escritores, Yo no soy escritor, sólo un pobre lector que quiso llegar a serlo, puede ser, puede ser ....".

Escrito por Carlos Them

© Copyright Carlos Them 2007. Todos los Derechos Reservados. All Rights Reserved.

Texto agregado el 09-04-2007, y leído por 254 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
09-04-2007 Alebrain y blog me resultan anacrónicos, pero bueno, eso puede ser... me saca un poco de onda tanto copyright, parece paranoia al tipo Alebrain... pero bueno, también se vale... fue extraño leerte porque no hubo suspenso o algo que me llevara a acabar de leerte, pero finalmente te leí hasta el final... y debo de decir que mucho influyó la búsqueda de una respuesta, a una pregunta mía, a un intento por saber por qué no nos cabe toda la certeza si no es con la mirada de otro testigo, aún cuando percibimos y tenemos (casi) la certeza de nuestras percepciones... ednushka
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]