Nadie es más valiente que el que insiste hasta el cansancio para alcanzar la rosa que necesita para vivir. Nadie es más recurrente que el que trata y trata hasta que termine solo y maltratado por esa rosa que se le escapó. Nada es mejor que seguir y seguir en la ruta, en la ruta de alcanzar lo que quieres, así esto sea realmente imposible. Porque en realidad nada es imposible y por eso sigo y seguiré persiguiendo eternamente esa rosa perfecta, en la que no puedo dejar de pensar ni un solo instante. Esa rosa que encarnó en ti y que le dio aun más fuerza y más belleza. Seguiré en este camino obsesivo de buscarte hasta que vea otra cosa, que no puede ser más que la muerte.