El camino hacia el trabajo siempre es el mismo, y las ganas de comunicarme, saber del afuera, tener contacto con personas del afuera, lo mismo, es constante.
Lo que cambia es la gente que mira, la gente del òmnibus que desplaza a los ciudadanos del afuera hacia el centro o hacia sus casas.
En todos estos años no me he encontrado con la misma mirada, quizà con el mismo rostro, y no lo advertì, ya lo que contemplo son miradas.
El viernes en la mañana, me atrapò una mirada en especial, no era la tìpica mirada de "pobrecillo" o " se lo merece", esos ojos verdes iban màs allà, al menos, es lo que quise imaginar, y lo que guardè en mi imaginaciòn.
Tanto trabajo en el campo, es malo para algunas cosas, y muy bueno para otras...imaginen, un tipo como yo, acostumbrado al trabajo de oficina por años, flacucho y delgado, enfrentarse al trabajo en el campo, duro, prolongado, a veces agobiante.
Hubo meses de mucho dolor, de làgrimas, de manos callosas, de picaduras molestas, de sudor intenso, de insolaciòn...de angustia.
Pero a todo nos acostumbramos, y no solo cambia la mente, te vas haciendo màs duro, tambièn cambia el cuerpo, ese cuerpo flacuchento, pàlido, se fue volviendo al cabo de los años un cuerpo rìgido, duro, bronceado y transpirado, EL CUERPO QUE HUBIERA DESEADO TENER ESTANDO ALLA AFUERA.
Ademàs de esta contradicciòn, que mientras escribo, obliga a reìrse de uno mismo, eso despierta de vez en cuando...alguna mirada sospechosa...como la de esos ojos verdes.
Està claro que a travès de la ventanilla de un colectivo, vamos....no se ve el cuerpo...pero para eso tengo imaginaciòn.
Sabrìa ella que esa mirada permanece en mì, por tiempo indefinido?, a donde irìa?, de donde viene?, volverà a pasar en estos dìas?, tendrà esposo?, hijos? estarà arrutinada?, es que todavìa asì, encadenado puedo atraerle a alguien?...no sè.
Fijò la morocha dos segundos su mirada en mis brazos, en mi pecho un segundo màs...y en mis ojos....solo milèsimas, me sedujo, me provocò un temblor y a la vez nervios de adolescente, puede un reo que pasò tanto...conmoverse ante algo tan simple...una mirada...la mirè...la desnudè con mis ojos...le hice saber que sigo existiendo...sigo siendo hombre...me gustan las mujeres...me gustan asì...que pongan todo en su mirada...que me miren como hombre y que no me teman.
Tres segundos y milèsimas que contè con los latidos de mi corazòn, se fue el òmnibus, se pasò mi "nerviosismo", guardè la mirada muy dentro, en mi imaginaciòn...se fue la morocha de la verde mirada, ojalà algùn dìa vuelva a pasar.
A seguir trabajando, reos¡....resuena el grito que despierta a la realidad.
Allà afuera, una simple mirada, llegarà a conmover tanto?.
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