(Antes de Leer esto lean, “Luz, siete días” – “Entre Luz y Oscuridad” – “Miguel y Luzbell, día cero” y “Oscuridad, siete días”, imprescindible)
Trompetas se escuchaban y resonaban en el horizonte, mientras que cada cambio, cada vos, grito o sonido cualquiera que fuere en el plano energético, tenía sus consecuencias en el plano mortal, los Mares se agitaban, grandes Tormentas parecían amenazar con cualquier momento en explotar, sismos de baja intensidad pero constantes, así, de esa forma, empieza una nueva apertura de un rollo, una nueva historia comienza y con el los gritos de sangre y dolor de los muertos….
Región del Norte
Miles de Ángeles repartidos en los cuatro hemisferios uno de los cuatro Generales de Luzbell, Mirthas, lideraba el grupo 1, mientras que en los otros tres, Ghartas, zona del este, Azazel, zona del sur, y Azrael en la zona Oeste. Luzbell esperaba en el medio para prestar ayuda con sus guardias y guerreros de Elite, a la zona mas comprometida durante la batalla.
Pasaban y pasaban las horas, y nada, Miguel no aparecía, pero esperen!, sonidos de siete trompetas suenan, cánticos de guerra se aproximan, tambores! resuenan en el horizonte remeciendo el frió cielo azul, mientras los tambores de Luzbell, ahora no dejaban de sonar, seis trompetas marcaban su defensa, seis cuernos marcaban su ataque y seis tambores marcaban su victoria; todo estaba muy tenso, ya era la hora, los dos porta estandartes de los dos bandos, se ponen enfrente de cada ejercito y con movimiento de banderas comienza la batalla….
Luzbell: ¡Absorban la magia de los planetas!, júntenlas, combínenlas con su energía, ¡lancen!, ahora, ¡una vez mas!...
Mientras Luzbell comandaba el ataque, planeaba junto a su Hijo Leughim, el arma que supuestamente les daría la victoria, su hospedaje en la Tierra les hizo acostumbrarse a nuevos poderes y nuevas formas de energía aunque no tan poderosas, efectivas con los ataques de Luz de Miguel…
Sigan desplazándose en forma en pirámides por el norte y el Sur, adopten formas de Octágonos al Este y Oeste, ¡refuercen las uniones!, ¡activen sus cintillos!, ¡vamos!, los escudos plásmicos porque no se activan, ¡los necesitamos para ayudar a Azrael en la zona Oeste! … - ¡Señor!, ¡Señor!, Miguel esta debilitando nuestras defensas en la zona Norte, ¿activamos nuestras pulseras?… - ¡No!, aún no, dejemos que se sienta seguro por un momento (para sus adentros el sonrió), vamos hijo mío, tu espada, Escarcha de Hielo será llamada, un nuevo cambio helado tendrán los cielos, ¡vamos!, ¡acompáñame! , y batallemos por lo que siempre hemos querido, nuestra libertad… “y el cielo Padre, el cielo…”
(Continúa este relato, en la segunda parte de este capitulo final “Choque Inesperado”)
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