El atardecer del Amor


Los últimos sangrientos rayos del sol acompañaban la melancolía y aflicción de esta triste situación que se va a contar.
Aquella tarde de verano me hallaba sin una sonrisa en mi rostro sombrío, y brotando de mis ojos las lagrimas de llanto de mi corazón. Su familia estaba triste por lo que le paso, pero nunca creyeron que yo llegaría al estado en el que me encontraba. Él era lo único que tenia en el mundo, la unica luz de alegría y esperanza en mi vida.
Cómo extraño su voz, sus ojos, su rostro…
- “Mira en el estado en el que me dejaste…si mi vida antes de conocerte no era nada, pues ahora que te tuve y te perdí es una pesadilla… ¿Cómo podré sobrevivir sin su presencia?”
El atardecer se iba extinguiendo poco a poco, y yo me encontraba en total soledad en aquellos campos verdes, y aunque sintiera que con su vida se fue la mía, no podía continuar con mi lamento, me había secado de lágrimas por completo.
Cuando, sin previo aviso, aquel viejo amigo mio apareció con su mismo apoyo de siempre, o eso creía yo, porque las palabras que salieron de su boca despertaron en mí una ira jamás sentida.
- ¿Por qué le sigues llorando si sabes que nunca podrá regresar? – me dijo con voz brava, casi rencorosa, como si se quisiera burlar.
- Él no se ha ido…sigue y seguirá siempre junto a mi… - al decirle aquello note la rabia en sus ojos. Yo sabía desde hace tiempo el sentimiento que tenia hacia mí, pero me mantuve firme, tal y como siempre lo estuve antes de que mi vida se extinguiera por el dolor y la tristeza.
- ¡Se fue! ¿No lo entiendes? ¡Nunca podrá volver, no puedes hacer nada más que olvidarlo y rehacer tu vida! – me grito.
Una llama se encendió en mi interior, y le grite que uno no puede olvidar a la persona que ama por más que lo intente, porque su recuerdo quema en el cuerpo y en el alma y queda allí por siempre. Se quedo estupefacto no solo por lo que le grite, sino por el odio que sintió en la bofetada que le di. Salí corriendo luego, justo cuando el sol se oculto por completo, dándole pasó al resplandor de las estrellas sobre la oscura tela de la noche.
Y heme aquí, recordando ese día, y sonrió, algo raro en mí ahora, ya que he tratado de sonreír como lo he hecho siempre, y en raras ocasiones lo logro. Me sentía mal por mi amigo, aquel que me amaba. Fue por eso que decidí partir en un viaje en busca de algo que me ayudara a empezar de nuevo, no sin antes releer aquella nota de despedida:
“15 de enero:
Disculpa por todo lo que te hice sentir, nunca debí hacer caso omiso a tus palabras, tu, que siempre me ayudaste en todo, y yo, que te he ignorado. Ahora voy en busca de un nuevo destino, sugiero que tu hagas lo mismo, ya que ambos amamos sin recibir amor a cambio, ambos morimos pero renaceremos recordando…”

By Amiu