Intentò separarlos
con su constante insistencia,
lo buscaba en todos lados,
lo provocaba con indecencia.
Fingia que lo amaba,
miel eran sus palabras,
en su presencia lloraba,
miol làgrimas derramaba.
Hubo muchas cartas de amor,
bellas, porquè negarlo,
todo de bello color,
sòlo habìa que disfrutarlo.
Quizà en hubo atracciòn,
pero èl amarla no debìa,
su conciencia y convicciòn,
jamàs se lo permitirìa.
Tuvo que decirle
que su amor pertenecìa a otra,
ella insistiò en mentirle,
pero èl le cerrò su boca.
Ha pasado el tiempo,
ella aún insiste,
dice que todavìa es tiempo,
que se encuentra muy triste.
Que llora todas las noches,
que èl vive en sus sueños,
que no habrà ningùn reproche,
que sean del mundo dueños.
El confiesa ser feliz
al lado de su esposa,
dice siempre vivir,
con una mujer maravillosa.
Ella sigue insistiendo,
el telèfono no deja de sonar,
y el le sigue repitiendo,
que su amor no le puede dar.
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