Te miro de modo disimulado, pero te das pronto cuenta de todo cuanto tramo, de cómo te deseo hasta sentirme tan dentro tuyo que formes parte de mí, o que me pase a la inversa y casi llevemos el mismo nombre (no puedo sorprenderte) si con sólo rozarme me tienes a tu merced.
Afilo mis manos, me arrojo entre tu pecho y comienzo a rodearte prontamente, te jalo hacia mi cuerpo, firme que te espera ansioso por devorarte un poco a cada beso, pero no es suficiente, debo reconocer que me has salido sobrando después de esta noche.
Abro los ojos y quito mi mirada de tu espalda, sujeto tu cabello que me ayuda a mantenerte atrapada y dispuesta, puedo hasta golpearte un poco deliciosamente antes de que te vayas, pero me quedo viendo, rondando tu cuello como cuando empiezo todo.
Tu nombre se huele en el viento, no puedo alejarme si me sigue tu recuerdo, cual sombra a la noche en un sólo desvelo que te pertenece por entero, como pasa conmigo cuando cual lobo rondo tu cuerpo antes de emprender el ataque que certero, te deje postrada y a mi espera, justo un instante después que despiertes en esa enorme cama vacía donde la humedad de tus piernas lleva mi nombre en los labios.
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