Arrojada yace la indulgencia No más intentos para mofar Encomienda al ácido verso Dirigirse sin vaguedad Que no le pese la quietud De una noche sin cohechos Ni entre helechos Perturbe mi sobriedad. Rictus de silencios ...antecédeme a la calma. Con un río lleno de penumbras Me cobijo del suspiro mortal. Miserables mancebos con vestidura de escoria Desafían al impetuoso vencedor. pregunten al final de la estera... ...Ella seguirá sus huellas? Afán de morder el último rastro Las parcelas marchitas quedan En vano me consume el canto En vil atavié el dolor. Inundaré la solera Solamente con una duda. A dónde me dirijo hoy?
Texto agregado el 08-04-2007, y leído por 96 visitantes. (3 votos)