Siguen los pasos, las risas y los llantos,
las miradas retadoras, el suspiro que arrancaste,
las cosas que escribí con tu ayuda involuntaria,
cual fuego en mi memoria te mantengo solitaria.
Quedan las noches y los días aquellos,
tus manos cuando parecían las mías, tu piel sobre la mía,
nuestra sombra grande y esa asuencia pequeña a tu lado,
las notas y las cartas que aún no he olvidado,
los detalles pequeños que me hicieron ser de ti.
Cual fuego en mi memoria se mantienen las cenizas,
las marcas indelebles que dejaste tras tu pequeño paso,
los restos de la madera de la que estoy hecho por pedazos,
esa imagen de mí, que me ayudaste a hacerme entre tus brazos.
Quedan aún la memoria y los recuerdos esquivos,
ese olor tan tuyo que una noche compartimos y me acompaña,
aún ahora que con el tiempo y tu distancia no te olvido,
a la espera de que vuelva el amor mío, que se marchó de mi lado
cuando te solté de entre mis sueños donde habitabas. |